El sueño nuclear
El "renacimiento nuclear" (M. Coderch, EL PAÍS, 2-6-2008) obedece a un sueño del mercado. Y sólo hay dos causas que lo explican: el inmediato interés lucrativo de los inversores y el irrefrenable deseo científico por el desarrollo tecnológico en sí mismo, aun a costa de la razón, la vida o la seguridad de todos. La pueril sugerencia de que la energía nuclear es necesaria y beneficiosa para el medio ambiente porque sólo así se conseguirá disminuir los gases efecto invernadero es una pamema.
Hay tres certezas que impiden asumir tal inclinación: la industria nuclear es económicamente insop...
El "renacimiento nuclear" (M. Coderch, EL PAÍS, 2-6-2008) obedece a un sueño del mercado. Y sólo hay dos causas que lo explican: el inmediato interés lucrativo de los inversores y el irrefrenable deseo científico por el desarrollo tecnológico en sí mismo, aun a costa de la razón, la vida o la seguridad de todos. La pueril sugerencia de que la energía nuclear es necesaria y beneficiosa para el medio ambiente porque sólo así se conseguirá disminuir los gases efecto invernadero es una pamema.
Hay tres certezas que impiden asumir tal inclinación: la industria nuclear es económicamente insoportable por los altos costes de ejecución de sus instalaciones, que hipotecan a los consumidores futuros; su funcionamiento pone en grave riesgo la vida de las personas, sus bienes y el medio ambiente, y el legislador hoy acepta tales perjuicios en la Ley de Energía Nuclear que los asume si se paga la sanción y el pequeño incidente en Ascó nos lo recuerda; y los residuos que genera son inasumibles para el medio ambiente, que incluye, no se olvide, la salud de las personas, y gravemente peligrosos de forma indefinida.
Lo que además jurídicamente lleva a apreciar que la energía nuclear es incompatible con la Constitución (artículo 45), que sólo permite el desarrollo económico soportable ambientalmente.