Ayudas públicas para instalar ascensores en 7.000 edificios

Carlos vive en un cuarto piso de la calle de Aurora, con vistas a la Rambla del Raval de Barcelona. Prefiere observarla desde la azotea antes que bajar a pasear: la finca no tiene ascensor y Carlos ya cumplió los 71. Entre él y la calle media un abismo de centenares de peldaños, pero los vecinos de los pisos inferiores imponen su mayoría en la comunidad de propietarios para rehusar instalar un elevador en la escalera. Hay espacio suficiente, pero señalan que ya están cerca de la calle y la inversión no les saldría a cuenta. Esta situación podría valer para 6.851 edificios de la ciudad, según c...

Carlos vive en un cuarto piso de la calle de Aurora, con vistas a la Rambla del Raval de Barcelona. Prefiere observarla desde la azotea antes que bajar a pasear: la finca no tiene ascensor y Carlos ya cumplió los 71. Entre él y la calle media un abismo de centenares de peldaños, pero los vecinos de los pisos inferiores imponen su mayoría en la comunidad de propietarios para rehusar instalar un elevador en la escalera. Hay espacio suficiente, pero señalan que ya están cerca de la calle y la inversión no les saldría a cuenta. Esta situación podría valer para 6.851 edificios de la ciudad, según cálculos del Ayuntamiento: los que tienen cuatro o más plantas y espacio para instalar un ascensor pero han desistido de hacerlo.

A estos bloques se dirige el protocolo que firmó ayer el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, como anticipo del plan que prevé poner en marcha el próximo septiembre. "Una estrategia para solventar los problemas de movilidad de las personas mayores", dijo Hereu, que se articula en tres frentes: la simplificación de los trámites para solicitar subvenciones; un incremento económico de las ayudas para instalar ascensores, y el pago íntegro, a cargo del Ayuntamiento, de aquellas familias que ingresen menos de 750 euros al mes.

La sencillez en el trámite no es cuestión baladí: quien hoy pretenda obtener una subvención debe afrontar una compleja maraña burocrática para aunar los subsidios que ofrecen las distintas administraciones. "Ahora, con pasar por la ventanilla del Instituto Municipal del Paisaje Urbano será suficiente", contrapuso Hereu. La cuantía de las ayudas pasa del 50% del importe, cantidad que pocos bloques logran, al 60% o, si se prefiere, 45.000 euros por comunidad (la instalación de un ascensor supone una media de 80.000 euros). Las subvenciones se pagarán directamente al instalador, con lo que los vecinos no deberán pagar el 100% y aguardar a que el Consistorio les devuelva el dinero. Finalmente, las ayudas a familias sin recursos se gravarán en el Registro de la Propiedad, de forma que sólo deberán devolver el dinero cuando vendan el piso o éste pase en herencia a su legatario.

El Ayuntamiento espera duplicar así el promedio anual de instalación de ascensores, que ahora se sitúa en unos 170. "Esperamos rondar los 400 el año próximo", sostuvo el delegado de Vivienda del Ayuntamiento, Antoni Sorolla. La cifra no esconde que se tardarán décadas en instalar ascensores en todos los edificios que tienen espacio para ello, una cuestión que afecta al 36% de la población mayor de 65 años, según datos que el Ayuntamiento recabó en 2006. Tampoco se solventará la cuestión de otros 12.000 edificios sin ascensor que requieren una reforma estructural para hacerle un hueco al aparato. Y el plan excluye, por esta misma circunstancia, la problemática del barrio de la Barceloneta, donde el Ayuntamiento pretende instalar ascensores en todas las fincas, lo que obligará, por falta de espacio, a realojar a un millar de vecinos.

El Ayuntamiento calcula destinar 40 millones de euros en subvenciones en los próximos cuatro años, además de dos millones para los vecinos sin recursos. Se trata de una previsión que variará en función del éxito del proyecto. "Ojalá la demanda obligue a aumentar el presupuesto", apuntó Sorolla, ya que el Ayuntamiento se compromete a aceptar todas las solicitudes.