Reportaje:

Retratos de reyes y conserjes

A Coruña muestra fondos del Museo del Prado, de Goya a Sorolla

En la centuria anterior al triunfo de la fotografía, el retrato pictórico en una sociedad como la española, dominada por nuevas clases de burguesía deseosas de mostrarse y lucirse, vivió un auge sin precedentes de la mano de grandes artistas, desde Goya a Sorolla, pasando por Vicente López o los Madrazo, padre e hijo. Fueron maestros en un género difícil y a menudo desagradecido ya que se solía tratar de encargos procedentes de personajes destacados a los que no convenía molestar reproduciendo en un lienzo sus defectos físicos o menospreciando su posición social. Y son precisamente sus obras l...

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En la centuria anterior al triunfo de la fotografía, el retrato pictórico en una sociedad como la española, dominada por nuevas clases de burguesía deseosas de mostrarse y lucirse, vivió un auge sin precedentes de la mano de grandes artistas, desde Goya a Sorolla, pasando por Vicente López o los Madrazo, padre e hijo. Fueron maestros en un género difícil y a menudo desagradecido ya que se solía tratar de encargos procedentes de personajes destacados a los que no convenía molestar reproduciendo en un lienzo sus defectos físicos o menospreciando su posición social. Y son precisamente sus obras las protagonistas de la muestra del Museo del Prado sobre el retrato español que, desde ayer, se expone en la sede coruñesa de la Fundación Caixa Galicia.

La exposición refleja la evolución pictórica y social de la España de la época
Eran obras de encargo que forzaban a los artistas a ser complacientes

Dos años después de que Santiago acogiera la primera parte de este ciclo itinerante del Prado sobre El retrato español, de El Greco a Goya, llegan ahora, tras viajar por otras comunidades, los 66 cuadros con los que el museo nacional pretende mostrar a los pintores de un siglo en el que triunfaba la moda del retrato pictórico, siempre con el trasfondo del Siglo de Oro y con Velázquez como "hilo conductor" del género que cultivaron desde Goya a Sorolla. Se trata de una cuidada selección de los fondos del Prado, realizada por el jefe de pintura del siglo XIX del museo, Javier Barón, con ánimo de reflejar la evolución de este género a través de los sucesivos estilos y tipologías de los maestros españoles de aquella época, desde el neoclasicismo, el romanticismo, o el realismo y el naturalismo que dominaron el arte en el último tercio de ese siglo.

La exposición no es sólo "reflejo de la evolución estílistica del retrato sino también de la sociedad española" en aquel momento, subrayó ayer el ministro de Cultura, César Antonio Molina, que se desplazó a A Coruña para asistir a la inauguración, junto al director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez. En opinión del ministro, esta selección del Museo del Prado es además de "artística y cultural, una suerte de misiones pedagógicas" sobre una época con unos cánones estéticos y sociales definitivamente desaparecidos.

Retratos de medio o cuerpo entero de reyes, como María Isabel de Braganza posando con los planos del Museo del Prado que fundó, de ministros como Bravo Murillo para la pinacoteca del departamento de Fomento que dirigía, o de destacados personajes de la vida social y política del XIX se entremezclan en esta exposición con los cuadros de niños, una temática que cobró mucha importancia en aquel siglo, o de las familias y amigos de los propios artistas.

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Casi todos los retratados aparecen vestidos con sus mejores galas. Unos, para dejar en segundo plano una evidente fealdad como el de La señora de Delicado de Imaz, exponente de que en aquella época el bigote en una dama no se consideraba falta de atractivo físico y con cuyo cuadro uno de los grandes retratistas del XIX, Vicente López, demostró no ser tan adulador y complaciente con sus modelos de la alta sociedad como se le achacaba. Otros, retratados como grandes señores, mimbros de la alta nobleza con cargo de aposentador mayor o conserje del Palacio Real.

Destacan en los cuadros de esta muestra la expresividad de los retratos, un arte que Goya cultivó con maestría y una libertad de técnica impresionante hasta su muerte, en 1828; la importancia de los detalles en los que López fue un virtuoso; el romanticismo de Federico de Madrazo; la ligereza de las pinceladas de su hijo Raimundo o las obras de Sorolla, considerado el gran retratista del naturalismo. Unos artistas que a menudo se dedicaban a este género por razones económicas, y entre los que se multiplicaban las quejas, según recuerda el comisario de la exposición, por la intensa dedicación que suponía el retrato pictórico, lo que los obligaba a menudo a dejar de lado sus preferencias por otro tipo de composición.

La exposición permanecerá en la emblemática sede de la Fundación Caixa Galicia de A Coruña hasta el 7 de septiembre. Durante estos meses, se desarrollarán conferencias con expertos sobre esta temática del retrato en el arte español del siglo XIX, así como talleres y visitas guidas tanto para niños como para adultos.

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