Cosa de dos

Hipotecas

El capitalismo se basa en el mercado. Y el mercado se basa, en último extremo, en el viejo chiste de las moscas: mil trillones de moscas no pueden estar equivocadas, luego la mierda es buena. El mercado, como se ha demostrado hasta la saciedad, se equivoca continuamente. Otra cosa es la capacidad de corrección. Pero el error sistemático forma parte del capitalismo.

Como ejemplo, los problemas de muchos para hacer frente a unas hipotecas crecientes. Vayamos a 2003, hace cinco años. El Euríbor rompió el suelo del 2% y el dinero parecía regalado. Las hipotecas a interés variable rondaban e...

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El capitalismo se basa en el mercado. Y el mercado se basa, en último extremo, en el viejo chiste de las moscas: mil trillones de moscas no pueden estar equivocadas, luego la mierda es buena. El mercado, como se ha demostrado hasta la saciedad, se equivoca continuamente. Otra cosa es la capacidad de corrección. Pero el error sistemático forma parte del capitalismo.

Como ejemplo, los problemas de muchos para hacer frente a unas hipotecas crecientes. Vayamos a 2003, hace cinco años. El Euríbor rompió el suelo del 2% y el dinero parecía regalado. Las hipotecas a interés variable rondaban el 3,1% anual, y las de tipo fijo, las que blindaban al cliente frente a la subida de tipos, se ofrecían al 4,6%. Los bancos, que con esos tipos tan bajos ganaban poco dinero, intentaban colocar hipotecas fijas. Pero no tuvieron éxito. Sólo uno de cada 100 españoles fue a lo seguro. Los otros 99 apostaron por una eternidad de prosperidad y dinero barato.

Ahora mismo, el Euríbor (el tipo de referencia, que no es más que el interés al que los bancos se prestan dinero entre sí) desborda el 5%. Las hipotecas fijas, cierto, eran de plazo más breve (12-15 años) y presentaban mayores dificultades para la amortización anticipada. Eran racionales. Nosotros preferimos ir a 25 años y con riesgo. En general, nuestras grandes decisiones, como casarnos o hipotecar una casa, se toman de forma irracional. Por impulso, imitación o simple optimismo. Eso está estudiado. El economista Bryan Caplan, por ejemplo, demuestra que votamos de forma irracional, aunque en ese caso tendemos al pesimismo: el votante siempre ve la situación económica peor de lo que es en realidad.

Otra característica del capitalismo es que tiende a crujir a los débiles. Según todos los estudios, las viviendas más sobrevaloradas están en el extrarradio de las grandes ciudades, en lo que antes se llamaba "barrios obreros". Recuérdenlo cada vez que vean en televisión a un promotor inmobiliario hablando del mercado.

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