Entrevista:ALMUERZO CON... OSCAR NIEMEYER JR.

"Al abuelo le sienta bien la abuelastra. Le da alegría"

El restaurante lleva abierto cuatro años, pero su decoración de terciopelos y molduras hace que parezca legendario. El Paraguas, como la plaza de Oviedo, es una institución asturiana en Madrid. Por eso, asesorado, Oscar Niemeyer, nieto, lo ha elegido para el almuerzo. Las croquetas de fabada tienden el puente entre los potes locales y la feijoada brasileña. "Siempre regreso de Oviedo con fabes y chorizo", apunta. Cuenta que su abuelo no come tanto. "Pero todavía fuma, unos 15 cigarrillos al día". Marca Davidoff.

Es el nieto de Oscar Niemeyer, el centenario autor de Brasilia. Además del ...

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El restaurante lleva abierto cuatro años, pero su decoración de terciopelos y molduras hace que parezca legendario. El Paraguas, como la plaza de Oviedo, es una institución asturiana en Madrid. Por eso, asesorado, Oscar Niemeyer, nieto, lo ha elegido para el almuerzo. Las croquetas de fabada tienden el puente entre los potes locales y la feijoada brasileña. "Siempre regreso de Oviedo con fabes y chorizo", apunta. Cuenta que su abuelo no come tanto. "Pero todavía fuma, unos 15 cigarrillos al día". Marca Davidoff.

Es el nieto de Oscar Niemeyer, el centenario autor de Brasilia. Además del nombre, comparte con el insigne arquitecto un estudio frente a la playa de Copacabana en el que trabajan su padre, su hermana, también arquitectos, y su madre, interiorista. Él, de 43 años, lo dirige. Más allá de pasar a la historia por haberle dado un giro carioca y sensual al Movimiento Moderno y por haber levantado una ciudad de la nada, su abuelo debe de ser el único arquitecto en el mundo con tataranietos, uno de ellos, por cierto, también Oscar Niemeyer. "Y no apunta maneras", sonríe el nieto ya sentado a la mesa. Ha llegado a España para anunciar la primera piedra de su proyecto en Avilés. "Nunca visitó Avilés. Y, seguramente, nunca lo hará. Le da miedo volar", comenta risueño su nieto. Él mismo, con su madre Ana María, recogió el Premio Príncipe de Asturias en 1989. "Oscar dice que es su mejor proyecto porque transformará una cuenca siderúrgica en una cuenca cultural. Y eso es una auténtica revolución", continúa. ¿Sigue siendo comunista? "Mi abuelo bromea que él y Fidel son los dos únicos comunistas que quedan en el mundo. Y no parece que les quede mucho". ¿Le preocupa la muerte? "La muerte, no; la falta de tiempo, sí".

El nieto del mítico arquitecto le retrata como un hombre feliz a los 100 años

Niemeyer, aunque mujeriego, fue hombre de una sola mujer, que murió hace cuatro años, con 94. Entonces decidió casarse con su secretaria. ¿Qué tal se lleva con la abuelastra? "Le sienta bien a mi abuelo. Le da alegría".

Llega el pixin, rape con salsa de pimientos choriceros, para el que ha elegido un vino blanco. 2008, el año del centenario, está siendo muy fructífero. "Construimos un centro cultural en Valparaíso, dos plazas en Brasilia y un auditorio en Rosario". Todo ese trajín lo firma Niemeyer sin dejar de mirar el horizonte de Copacabana. "Las nuevas tecnologías lo ayudan", apunta su nieto. Antes de la crema de arroz con leche (que el maître asegura que tarda tres horas en formarse a fuego lento) queda sitio para un poco de queso de Gamonedo de Cangas de Onís. Entonces aparece el viejo Niemeyer, vía telefónica. Suena preocupado. Lo visitan sus amigos de La Habana. "Fidel empezó pidiendo una estatua, luego una plaza para la estatua y ahora estamos en los edificios para la plaza".

Cada mañana, a las 10, el abuelo Niemeyer llega a su estudio. Los martes por la tarde recibe, además, clase de filosofía, "bueno, él y sus amigos". ¿Le quedan amigos? "Sólo los jóvenes, los de 70". ¿Por qué se siente más solo su abuelo, por viejo o por genio? "Nunca se ha sentido solo. Pero siempre ha elegido trabajar solo. Me dijo una vez que cuando un ser humano percibe su tamaño en el universo es cuando encuentra su sitio".

"El proyecto de Avilés transformará esta cuenca en cultural".LUIS SEVILLANO

Restaurante El Paraguas. Madrid

- 2 cubiertos: 4,80 euros.

- Croquetas: 15 euros.

- 2 pixin asturiana: 56 euros.

- 1 arroz con leche: 7 euros. - 2 cafés: 4,40 euros.

- 1 agua: 2, 50 euros.

- 1 vino Belondrade: 37 euros.

Total: 135,57 euros (con IVA).

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