Análisis:EL ACENTO

'Patos cojos'

La decisión del director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (INAEM) de anunciar a una serie de responsables de distintas disciplinas artísticas que se prescindirá de sus servicios para la temporada 2009-2010 va más allá de lo sorprendente: entra en el capítulo de los dislates considerados como una de las bellas artes. El director del INAEM, Juan Carlos Marset, con una simple decisión, ha inundado la administración de las artes escénicas y musicales de patos cojos, que es como se denomina en el lenguaje político a los presidentes que ya no pueden ser reelegidos.

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La decisión del director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (INAEM) de anunciar a una serie de responsables de distintas disciplinas artísticas que se prescindirá de sus servicios para la temporada 2009-2010 va más allá de lo sorprendente: entra en el capítulo de los dislates considerados como una de las bellas artes. El director del INAEM, Juan Carlos Marset, con una simple decisión, ha inundado la administración de las artes escénicas y musicales de patos cojos, que es como se denomina en el lenguaje político a los presidentes que ya no pueden ser reelegidos.

¿Qué opciones les quedan a Nacho Duato (danza), Gerardo Vera (teatro), Eduardo Vasco (teatro clásico), Luis Olmos (zarzuela) y José Antonio (ballet nacional) cuando ya se les ha anunciado con más de un año de antelación su cese? ¿Sentarse y esperar? ¿Programar lo que no supervisarán? ¿Presentar la dimisión ante la perspectiva de estar un año sin hacer nada pero cobrando?

Lo pasmoso de la decisión es que, al parecer, se justifica por la anunciada puesta en marcha de una agencia estatal que englobaría, racionalizaría y agilizaría la gestión de las mencionadas disciplinas artísticas, pues se aplicaría el llamado Código de buenas prácticas, es decir, que los futuros cargos dependientes del Ministerio de Cultura serían elegidos por comités de profesionales del ramo tras estudiar los respectivos proyectos de los candidatos. Ni que decir tiene que la mencionada agencia estatal aún no es una realidad, por lo que tomar decisiones bajo su amparo son molinetes en el vacío. Lo de "las buenas prácticas" estará muy bien. Pero es difícil calificar como tales unas destituciones a plazo como éstas. O que uno de los patos cojos, como es el caso de José Antonio, se enterara de la noticia de su destitución en el extranjero, durante un viaje profesional con su Ballet Nacional de España.

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Chocante es, también que, si lo que se pretende es racionalizar y agilizar la gestión de algo, se opte por el silencio y la ausencia de explicaciones.

Por cierto: ¿está seguro el señor Marset de que en 2010 seguirá al frente del INAEM?

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