50 vecinos contra el catastro de Moaña ocupan el ayuntamiento

Cinco de ellos permanecen encerrados en el edificio

"Esto no es un ayuntamiento, es Alcatraz", exclamaba la esposa de uno de los huelguistas cuando abandonaba, indignada, la Casa Consistorial de Moaña a las dos y media de la tarde, en el momento en que los agentes de la Policía Local cierran las puertas. Es su rutina diaria desde que el pasado lunes seis miembros de la Plataforma contra o Catastrazo iniciasen un encierro en protesta por la subida del catastro en el municipio, en donde hacía 18 años que no se revisaba la cuenta.

Cinco aguantaron hasta ayer ingiriendo líquidos y el sexto tuvo que ser hospitalizado durante unas horas por su...

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"Esto no es un ayuntamiento, es Alcatraz", exclamaba la esposa de uno de los huelguistas cuando abandonaba, indignada, la Casa Consistorial de Moaña a las dos y media de la tarde, en el momento en que los agentes de la Policía Local cierran las puertas. Es su rutina diaria desde que el pasado lunes seis miembros de la Plataforma contra o Catastrazo iniciasen un encierro en protesta por la subida del catastro en el municipio, en donde hacía 18 años que no se revisaba la cuenta.

Según los vecinos, a varios les contaron la caseta del perro como almacén

Cinco aguantaron hasta ayer ingiriendo líquidos y el sexto tuvo que ser hospitalizado durante unas horas por sus condiciones de debilidad. Después de muchas dudas, a última hora los cinco decidieron mantener su protesta, ya que según ellos, el alcalde no quiso firmar los 10 puntos sobre los que la plataforma quiere asentar una posible negociación. El regidor, Xosé Manuel Millán (BNG), negó haber recibido documento alguno.

Con el fin de semana por delante, los cinco que quedan han comenzado a comer: "Algo ligero, para aguantar". Los huelguistas, cuyas familias mantienen un pequeño campamento de apoyo en el exterior, donde hoy por la tarde volverán a concentrarse, se quejan de falta de higiene en las dependencias municipales. "El calor aquí es asfixiante y no nos dejan abrir las ventanas; además, ya ni queda papel higiénico", contaban desde el segundo piso del edificio público.

Las protestas de los anticatastrazo flanquean el despacho del alcalde, quien lleva varios días entrando y saliendo del ayuntamiento bajo una lluvia de insultos. El regidor es el blanco de todas sus iras porque los toma como una minoría; ellos lo señalan como el máximo responsable de una reforma excesiva y plagada de errores. Para dialogar, Millán les ha conminado a deponer una actitud que considera "lamentable y que roza lo delictivo", ya que los disconformes con la revisión catastral volvieron a intentar la paralización del ayuntamiento, por última vez hasta el momento, ayer mismo.

La Guardia Civil habilitó un pasillo para permitir la entrada de funcionarios y empleados, aunque unos 50 vecinos pudieron saltarse el cordón y reunirse con los huelguistas. Al cierre de puertas del consistorio, los acompañantes se fueron sin provocar incidentes. "Aquí nadie se niega a pagar impuestos, ojalá tuviese yo que pagar miles de euros, pero si eso se ajustase al patrimonio que yo tengo", exclama Mari Carmen Juncal, portavoz de la plataforma.

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Según el colectivo, a algunos vecinos les computaron propiedades públicas y a otros la caseta del perro les cuenta como almacén; además los aumentos de los valores catastrales llegarán al 160% en diez años por lo que, como dice Antonio Pastoriza, "marineros jubilados, con pensiones mínimas" acabarán "pagando cientos de euros".

Las protestas comenzaron hace un mes y sólo el PP las apoyó, votando a favor de la paralización del proceso catastral.

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