La Xunta localiza 18 acuíferos para llevar agua a las poblaciones

Medio Ambiente busca nuevos abastecimientos tras la temporada de sequía

La inusual sequía de este otoño-invierno ha puesto en evidencia que Galicia no está preparada para la falta de lluvia. El país de los mil ríos destina sus embalses sobre todo a producir energía y la escasez de precipitaciones de los últimos meses ha llegado a poner en peligro el abastecimiento doméstico.

Los técnicos de la Xunta se han puesto manos a la obra para buscar nuevas vías que garanticen el suministro a las poblaciones en temporadas secas, un fenómeno que el cambio climático amenaza con extender incluso a esta esquina del Atlántico. Para empezar, la Consellería de Medio Ambient...

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La inusual sequía de este otoño-invierno ha puesto en evidencia que Galicia no está preparada para la falta de lluvia. El país de los mil ríos destina sus embalses sobre todo a producir energía y la escasez de precipitaciones de los últimos meses ha llegado a poner en peligro el abastecimiento doméstico.

13 ayuntamientos construyen nuevos depósitos para el abastecimiento

Los técnicos de la Xunta se han puesto manos a la obra para buscar nuevas vías que garanticen el suministro a las poblaciones en temporadas secas, un fenómeno que el cambio climático amenaza con extender incluso a esta esquina del Atlántico. Para empezar, la Consellería de Medio Ambiente ha localizado en el arco costero entre Vigo y Ribadeo 18 acuíferos que podrían ser utilizados para llevar agua a las casas.

Las masas de agua subterránea tienen una extensión que oscila entre las 4.300 hectáreas del de As Pontes hasta las 244.000 de la comarca del Ulla. El resto de acuíferos están ubicados en el área de Vigo y Pontevedra, Caldas-O Salnés, Barbanza, Santiago, Muros-Noia, Cee-Corcubión, Costa da Morte, las cuencas del Mero y el Mandeo, A Coruña-Ferrol, Eume, San Sadurniño, Ortegal-A Mariña, Ribadeo y cuenca del Xallas.

El objetivo de Medio Ambiente es que estas aguas subterráneas empiecen a utilizarse en Galicia para abastecer núcleos de población, ya que actualmente sólo son empleadas para usos agrarios. Además de estos estudios, el Gobierno gallego proyecta obras de emergencia en las zonas más habitadas y secas de la comunidad, que consisten en la construcción de depósitos y en mejoras en los sistemas de bombeo y de captación de los ríos. Ya están en marcha los trabajos en siete ayuntamientos orensanos, dos pontevedreses, tres lucenses y uno coruñés. La consellería afirma que licitará "de forma inminente" trabajos similares en otra veintena de municipios, sobre todo en las áreas de expansión de A Coruña, con la construcción de dos nuevos depósitos, Vigo y Santiago.

Uno de los puntos donde se tomarán medidas más drásticas para combatir la falta de agua será Vigo. Los técnicos estudian la posibilidad de llenar la presa de Eiras, el embalse que surte actualmente al área más poblada de Galicia, con un bombeo desde el Miño. El equipo del conselleiro Manuel Vázquez prefiere realizar este trasvase a la alternativa de construir un nuevo embalse, otra de las opciones que se han planteado desde el Ayuntamiento de la ciudad.

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Medio Ambiente prepara además un programa de reutilización de aguas residuales, con el que, de paso, se pretende minimizar los vertidos al mar y a los ríos. La medida persigue que las aguas que se filtren en las depuradoras se empleen para usos industriales o municipales, como regar jardines o lavar las calles.

Las hidroeléctricas ceden su prioridad

En los próximos meses la Xunta impulsará una campaña de sensibilización para que tanto los ciudadanos como las administraciones combatan el despilfarro de agua.Los cambios en la gestión de este recurso se prolongarán durante años y afectarán también a las empresas que desde la dictadura han explotado los ríos gallegos. De los 41 embalses con los que cuenta Galicia, 32 están destinados a la explotación hidroeléctrica por empresas privadas (Fenosa, Endesa, Iberdrola y Ferroatlántica). La prioridad que ha tenido hasta ahora este negocio debe replantearse, según la Xunta, para primar el suministro a las casas y explotaciones agroganaderas.

La falta de lluvia de este invierno ha introducido en el campo gallego un recurso hasta ahora impensable: el regadío. La situación de emergencia ha llevado a los sindicatos y a la Xunta a crear una comisión en la que se intentará transformar la forma tradicional de trabajo de agricultores y ganaderos introduciendo prácticas más ecológicas que incluyan medidas para llevar el agua a las explotaciones y evitar su despilfarro.

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