Vecinos contra el parón del Carmel

Los habitantes del barrio están molestos por el revés a la reforma urbanística

Tromba de reproches y críticas de vecinos y comerciantes del Carmel y partidos políticos por el parón a la reforma del barrio, que afecta a 750 familias -cerca de 2.000 personas- y persigue esponjar una zona densamente poblada y reformar la rambla. El voto contrario de los tres partidos de la oposición -CiU, el PP y ERC- a la aprobación inicial de la modificación del Plan General Metropolitano (PGM) fue calificado ayer de "flaco favor" al barrio por la asociación de vecinos. "Estamos en elecciones generales, eso es lo que pasa", decía ayer Fernando González, presidente de la Asociación de Veci...

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Tromba de reproches y críticas de vecinos y comerciantes del Carmel y partidos políticos por el parón a la reforma del barrio, que afecta a 750 familias -cerca de 2.000 personas- y persigue esponjar una zona densamente poblada y reformar la rambla. El voto contrario de los tres partidos de la oposición -CiU, el PP y ERC- a la aprobación inicial de la modificación del Plan General Metropolitano (PGM) fue calificado ayer de "flaco favor" al barrio por la asociación de vecinos. "Estamos en elecciones generales, eso es lo que pasa", decía ayer Fernando González, presidente de la Asociación de Vecinos del Carmel, que no entendía cómo de un aparente consenso en las discusiones en el barrio se pasó a un no. No era la única voz crítica.

El presidente de la asociación de comerciantes, Josep Maria Mas, no entendía qué había pasado: "Se van a sustituir viviendas que no están en condiciones por otras nuevas y se abrirán paseos y zonas verdes. No puedo entender los argumentos de la oposición". Mas opina que el "sorprendente" no a la reforma se debe a dos razones: desacuerdos internos políticos y mala gestión de la información desde el distrito.

Lo cierto es que la reforma del barrio no por esperada deja de despertar inquietud. Algunos edificios tienen que ser derribados porque es imposible cualquier tipo de reforma. Por ejemplo, 100 pisos del paseo de Sigüenza, una de las calles con más pendiente del barrio, en el que las traseras de las casas están literalmente enganchadas. "Se hablaba, pero sin un conocimiento claro de a quién le podía tocar", comentaban ayer en el mercado del Carmel. "Pero la gente está a gusto en sus casas y muchos tienen miedo a cambiar", terciaba Rosa, tendera y vecina. La angustia y la desconfianza son naturales en un barrio en el que se hundió un túnel del metro.

Mientras, los grupos políticos del Consistorio seguían ayer a la greña y echándose las culpas de que no saliera adelante una reforma "largamente esperada", según la definen todos. La falta de información fue alegada por CiU para votar en contra en la comisión y ayer la regidora de esa formación, Maite Fandos, insistía: "No se ha informado a los afectados y nos han llamado asustados". "Pero ¿cómo se va a informar antes de delimitar con claridad las zonas y aprobar inicialmente el plan?", se preguntaba la regidora del distrito, Elsa Blasco (ICV), en una conversación con este periódico. Que el asunto se llevara a la aprobación inicial el día que empezaba la campaña electoral tiene mucho que ver con lo ocurrido. Algunos lo reconocían en voz baja; otros, como el tercer teniente de alcalde, Jordi William Carnes, sin rodeos: "Seguiremos trabajando para llegar a un acuerdo con la oposición y confío en que se pueda sacar adelante después del 9 de marzo". Ricard Martínez, edil de ERC, advirtió: "Bueno, eso ya se verá....".

Vista de la Rambla del Carmel desde un alto.TEJEDERAS
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