Reportaje:

30 miradas a un galerista

El Koldo Mitxelena homenajea a Gonzalo Sánchez con una exposición - Reúne 26 pinturas y 4 esculturas

Tras trabajar en la galería La Mota de Madrid, Gonzalo Sánchez (Alicante, 1944-San Sebastián, 2007) abrió su propia galería a finales de 1983 en la capital guipuzcoana. La ciudad respiraba entonces un panorama cultural "bastante pobre, aunque abierto y con ansias de despegue", apunta el crítico de arte Edorta Kortadi. A ese despegue contribuyó Sánchez, quien desde Galería Dieciséis "rompió brecha con un proyecto coherente perfectamente definido y de trayectoria intachable", sostiene la profesora de arte Carmen Alonso-Pimentel.

Un cuarto de siglo después, los artistas que vistieron el ba...

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Tras trabajar en la galería La Mota de Madrid, Gonzalo Sánchez (Alicante, 1944-San Sebastián, 2007) abrió su propia galería a finales de 1983 en la capital guipuzcoana. La ciudad respiraba entonces un panorama cultural "bastante pobre, aunque abierto y con ansias de despegue", apunta el crítico de arte Edorta Kortadi. A ese despegue contribuyó Sánchez, quien desde Galería Dieciséis "rompió brecha con un proyecto coherente perfectamente definido y de trayectoria intachable", sostiene la profesora de arte Carmen Alonso-Pimentel.

Un cuarto de siglo después, los artistas que vistieron el bajo del número 16 de la plaza del Buen Pastor y el Centro Cultural Koldo Mitxelena, abierto a pocos metros, rinden homenaje a este galerista, a quien un cáncer fulminante le robó la vida el pasado junio. Y lo hacen con La mirada transferida, una exposición que reúne 30 obras (26 pinturas y 4 esculturas) de otros tantos autores, en la sala Ganbara del KM. Abre hoy y lucirá hasta el 5 de abril.

La muestra incluye obras de Chillida, Aquerreta y Amable Arias

Para Sánchez, más que un negocio, Galería Dieciséis era "una manera de incidir en el plano cultural", subraya Alonso-Pimentel, comisaria de la muestra y amiga del fallecido. Así que en su galería presentó a valores ya consagrados, pero, sobre todo, descubrió nuevos talentos. Apostó por el arte contemporáneo, pero huyó de la disputa entre la pintura abstracta y la figurativa y alternó ambos estilos.

Bajo esta filosofía, fueron muchos los artistas que mostraron su trabajo en Galería Dieciséis. Las limitaciones de espacio hacían imposible que estuvieran ahora todos representados en la Ganbara. Por eso, Alonso-Pimentel se agarró a dos pautas al seleccionar a los autores. Apostó por los creadores que más veces han expuesto en la galería y acotó las citas a la última década.

De esta forma, nombres clásicos como Eduardo Chillida y Andrés Nagel comparten espacio con apuestas personales de Sánchez, entre las que destacan Amable Arias, Alfredo Álvarez Plágaro y Juan José Aquerreta.

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En la medida de lo posible, porque algunos artistas ya han muerto, la comisaria ha consensuado con los creadores la elección de las obras, a fin de que participaran activamente en el homenaje. Al mismo tiempo, ha intentado que fueran piezas que el mismo Sánchez hubiera escogido.

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