El temporal se cobra la vida de cinco marineros a 20 millas de Ferrol

"Fue un golpe de mar, o el demonio". El misterio y también cierta resignación rodean el naufragio en la madrugada de ayer del arrastrero Cordero, a unas 20 millas de la costa de Ferrol, que dejó un muerto y cuatro desaparecidos. En medio de un fuerte temporal de viento y oleaje, que obligaría a suspender el operativo de rescate sobre las 12.30 horas, diez después de saltar la radiobaliza de este pesquero con base en Ribeira (A Coruña), sólo tres de sus ocho tripulantes pudieron ser rescatados de las aguas heladas, en las que estuvieron de dos a tres horas.

Los heridos permanecen ...

"Fue un golpe de mar, o el demonio". El misterio y también cierta resignación rodean el naufragio en la madrugada de ayer del arrastrero Cordero, a unas 20 millas de la costa de Ferrol, que dejó un muerto y cuatro desaparecidos. En medio de un fuerte temporal de viento y oleaje, que obligaría a suspender el operativo de rescate sobre las 12.30 horas, diez después de saltar la radiobaliza de este pesquero con base en Ribeira (A Coruña), sólo tres de sus ocho tripulantes pudieron ser rescatados de las aguas heladas, en las que estuvieron de dos a tres horas.

Los heridos permanecen hospitalizados fuera de peligro, en el hospital Juan Canalejo de A Coruña, adonde fue también trasladado el único cadáver localizado a seis millas del punto de naufragio. Se trata del primer mecánico del Cordero, Francisco Alboreda Rey, vecino de Porto do Son. El patrón de la embarcación, Marcos Ures García, un joven de 29 años residente en Malpica, ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) al tener liquido en los pulmones por haber tragado demasiada agua. En mejores condiciones están el contramaestre, José Manuel Parada Argibay, ribeirense de 30 años, y uno de los tres tripulantes de nacionalidad indonesia, Hendra Hermawan, de 25 años.

Marineros, miembros de Salvamento Marítimo y armadores no acertaban ayer a encontrar las causas por las que un pesquero grande (28 metros de eslora) y con menos de diez años pudo irse a pique tan rápidamente que apenas dejó tiempo a sus tripulantes a enfundarse los chalecos salvavidas y saltar al mar, donde las olas alcanzaban de seis a siete metros de altura. Hacía muy mal tiempo, pero aún no arreciaba el temporal con la virulencia con la que se desataría en las horas posteriores. "Inexplicable, se ha trabajado con tiempos mucho peores", se lamentaba el armador, José María Santiago. "El temporal de verdad vino después", confirmó Francisco Javier García, armador del pesquero Plaia de Esteiro que logró rescatar a dos de los tres supervivientes de una tragedia que eleva a 11 el número de víctimas en el mar en Galicia desde que comenzó el año.

Como el Cordero, este barco de Muros (A Coruña) también regresaba a puerto ante la alerta de temporal, cuando a las 2.24 horas saltó la radiobaliza del buque siniestrado. "Tardamos en llegar hasta el sitio una hora, ya estaba el helicóptero Helimer Galicia y fue cuando vimos cuerpos flotando. Fuimos a por uno que se movía. Cogimos al chaval, que era el contramaestre. Nos llevó tiempo y, mientras, perdimos de vista a los demás". El relato es de Suso Varela, patrón del Plaia de Esteiro.

Media hora después de izar a bordo a José Manuel Parada, con síntomas de hipotermia leve, la tripulación del pesquero avistó otros tres cuerpos, "con la cabeza sumergida en el agua". "Parecían muertos pero uno nos hizo una seña con la mano y fuimos a por él. El mar estaba en muy malas condiciones, y cuando lo subimos a bordo, estaba fatal. Era el indonesio y ni hablaba ni veía ni nada. Dos minutos más en el mar y no lo cuenta", explica García. "Tardó más de dos horas entrar en calor".

El armador del Plaia de Esteiro descargó su furia contra Salvamento Marítimo. "No nos enviaron ningún rescate. No se puede venir así con una vida humana medio muerta a bordo durante cinco horas y media cuando un helicóptero hubiera tardado una hora en llevarlo al hospital".