Patrullar con la última tecnología

Los policías municipales que patrullan por el centro de Alcobendas sobresalen más de un palmo sobre el resto de viandantes. Este cuerpo dispone desde hace unas semanas de un moderno vehículo de ruedas para patrullar por las áreas por las que no puede entrar un coche o una moto. Se trata del Segway, un aparato de dos ruedas muy grandes del que sobresale una barra y un manillar muy corto.

Cuando se sube en él, aparece una cierta sensación de vértigo. Un leve movimiento de los pies basta para que este artefacto valorado en 6.000 euros se ponga en marcha. Si el conductor carga el peso sobre...

Los policías municipales que patrullan por el centro de Alcobendas sobresalen más de un palmo sobre el resto de viandantes. Este cuerpo dispone desde hace unas semanas de un moderno vehículo de ruedas para patrullar por las áreas por las que no puede entrar un coche o una moto. Se trata del Segway, un aparato de dos ruedas muy grandes del que sobresale una barra y un manillar muy corto.

Cuando se sube en él, aparece una cierta sensación de vértigo. Un leve movimiento de los pies basta para que este artefacto valorado en 6.000 euros se ponga en marcha. Si el conductor carga el peso sobre el lado derecho, el Segway gira hacia esa parte. Igual ocurre al contrario. La velocidad que puede alcanzar su motor eléctrico es de 25 kilómetros por hora, pero la Policía Local de Alcobendas la tiene limitada a 12 kilómetros para evitar riesgos.

"La inversión inicial puede parecer muy grande, pero se amortiza muy rápido, ya que en tres horas se ha recargado las baterías que lleva y puede estar en la calle de nuevo. Cada recarga no supone más de 30 céntimos de euro", destaca el concejal de Seguridad, Tráfico y Protección Civil, Alberto Hervías, del PP. En el distrito de Centro de Madrid, la Policía Municipal también dispone de vehículos similares.

Este vehículo tiene más características interesantes, sobre todo para el patrullaje. Como los agentes van en alto, pueden ver todo lo que ocurre desde lejos sin necesidad de apartar a la gente o de iniciar una carrera a lo tonto. Los comerciantes los han aceptado de buen grado, ya que ven que los agentes están más cerca del ciudadano, explica la concejal de Centro, Lucrecia García.