'Mobbing' en el cuartelillo
Condenado un mando de la Guardia Civil por degradar a varios agentes
"Le dijo que cogiera la escoba y que barriese, que seguro que se le daba bien por ser mujer". La calificó de "niña pija de papá", "inútil", "niñata", "zorra" e "ignorante". Otras veces la apodaba "Mari Trini" o "Marujita Díaz" y tras asegurar que "esa tía no se entera de nada", que "se la pasaría por la piedra" o que "se iba a follar a la eventual", el subteniente de la Guardia Civil José Fernández Verísimo cumplió sus amenazas y suspendió en sus calificaciones a la guardia Eloísa B., alumna en prácticas en A Guarda (Pontevedra).
El Supremo ha confirmado la condena a cuatro meses de pri...
"Le dijo que cogiera la escoba y que barriese, que seguro que se le daba bien por ser mujer". La calificó de "niña pija de papá", "inútil", "niñata", "zorra" e "ignorante". Otras veces la apodaba "Mari Trini" o "Marujita Díaz" y tras asegurar que "esa tía no se entera de nada", que "se la pasaría por la piedra" o que "se iba a follar a la eventual", el subteniente de la Guardia Civil José Fernández Verísimo cumplió sus amenazas y suspendió en sus calificaciones a la guardia Eloísa B., alumna en prácticas en A Guarda (Pontevedra).
El Supremo ha confirmado la condena a cuatro meses de prisión impuesta al subteniente, pero la Sala Militar, pese a reconocer el "trato degradante" a Eloísa B. y a los demás alumnos y agentes del cuartel, no ha aceptado elevar la pena por delito de abuso de autoridad, tal como pidió el fiscal.
Eloísa B. realizó sus prácticas "bajo tensión nerviosa y con miedo, llorando en distintas ocasiones". El subteniente Fernández Verísimo no se cansó de proclamar que "la Guardia Civil se jodió cuando ingresaron las mujeres". Y respecto a su alumna, nunca ocultó "que la iba a putear", que "se la pasaría por la piedra" y que "la corregiría y la suspendería", porque "los eventuales no tienen derecho a la vida".
El trato al resto de guardias fue, según la sentencia, "severo y exigente, a la par que distante y displicente". Eso sí, Fernández Verísimo lo tenía claro: los guardias tenían que denunciar y el que no lo hiciese sería "puteado". Además, era un experto en calificativos para designar a sus agentes: "Inútiles", "cabezones", "borrachos", "sindicalista", "incompetente"... Llamaba "puertas" al agente de servicio a la entrada del cuartel, o "los hermanos Dalton" a dos agentes que eran hermanos hasta el punto de que siete guardias se dieron de baja del servicio.