Cartas al director

Lectura

Se han publicado datos de un estudio que no sitúan nuestra educación en lugares de privilegio precisamente. Lo que más ha llamado la atención han sido los penosos resultados en lectura, que nos hablan de una sociedad funcionalmente iletrada.

Profetas del Apocalipsis nos habrán sacudido con aciagos presagios y condenatorios dedos apuntando al Gobierno socialista (ya sabemos, el origen de todos los males para las mentes perezosas) pero, más allá de los vaivenes educativos de los últimos decenios, que son en buena parte responsables de ello, habríamos de preguntarnos hasta qué punto no se ...

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Se han publicado datos de un estudio que no sitúan nuestra educación en lugares de privilegio precisamente. Lo que más ha llamado la atención han sido los penosos resultados en lectura, que nos hablan de una sociedad funcionalmente iletrada.

Profetas del Apocalipsis nos habrán sacudido con aciagos presagios y condenatorios dedos apuntando al Gobierno socialista (ya sabemos, el origen de todos los males para las mentes perezosas) pero, más allá de los vaivenes educativos de los últimos decenios, que son en buena parte responsables de ello, habríamos de preguntarnos hasta qué punto no se trata de una cuestión social, de educación en la familia.

En efecto, el amor por los libros se aprende de los padres y si a ello unimos una sociedad eminentemente inmediatista y audiovisual, ya podemos apuntar factores para una juventud semianalfabeta.

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No obstante, esta visión tremendista es también falsa, ya que junto a personas que no leen, hay esperanza: quienes leen, lo hacen con ahínco, y esos agoreros cuyas proclamas habremos de escuchar tendrían que fijarse en el número de los jóvenes y entusiastas lectores de las aventuras de Harry Potter o más cercanamente en los seguidores de nuestra paisana y magnífica escritora de fantasía, Laura Gallego.

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