Entrevista:CELESTINO CORBACHO | Alcalde de L'Hospitalet

"Un ascensor cambia la vida"

Pregunta. L'Hospitalet es, quizá, la ciudad catalana con mayor porcentaje de transformación urbana.

Respuesta. Creo que sí. Lo avala que entre la inversión pública y la inversión inducida se alcanza el billón de pesetas [6.000 millones de euros] en siete u ocho años. Y esa transformación ha tenido la virtud de no haberse limitado sólo a un espacio físico, sino que abarca el conjunto de la ciudad. No hay ningún barrio de L'Hospitalet, ninguno, en el que no se esté produciendo alguna transformación de mayor o menor calado. La que más se ve es la Gran Via: un eje por el que p...

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Pregunta. L'Hospitalet es, quizá, la ciudad catalana con mayor porcentaje de transformación urbana.

Respuesta. Creo que sí. Lo avala que entre la inversión pública y la inversión inducida se alcanza el billón de pesetas [6.000 millones de euros] en siete u ocho años. Y esa transformación ha tenido la virtud de no haberse limitado sólo a un espacio físico, sino que abarca el conjunto de la ciudad. No hay ningún barrio de L'Hospitalet, ninguno, en el que no se esté produciendo alguna transformación de mayor o menor calado. La que más se ve es la Gran Via: un eje por el que pasan 140.000 coches diarios. Pero L'Hospitalet está haciendo una apuesta muy decidida por la construcción de vivienda, con muchas dificultades porque no tenemos suelo, pero de las 11.000 viviendas proyectadas, el 40% será de protección oficial. Hemos abordado la renovación de barrios como La Torrasa, y estamos cambiando la marginalidad que históricamente tenía la frontera entre Barcelona y L'Hospitalet. L'Hospitalet ha dejado de ser periferia. Se ha convertido en una ciudad central. Hace siete años, seis, no tenía ningún hotel. La segunda ciudad de Cataluña. Hoy tiene 10.

P. L'Hospitalet ha encontrado una solución donde se ha estrellado Barcelona. La plaza de Cerdà no ha conseguido ser un lugar de identificación. La Gran Via en L'Hospitalet, lo es.

R. Sí, pero hay otra cosa todavía más importante: eso era la C-31 y la Gran Via empezaba en la plaza de Cerdà. Hoy tiene más fuerza la plaza de Europa. Y lo hemos conseguido, sin localismos. La economía que se instale en la plaza de Europa no será local. Y además no quiero que sea local. Porque si es local sería un fracaso. Será internacional.

P. ¿Qué es más complejo: actuar en una zona nueva o sobre barrios con un tejido heredado?

R. Sin duda, lo segundo. Para lo primero se necesita mucha inversión, buenos proyectos, buen momento económico. Lo otro es mucho más complicado. No te puedes quedar sólo en la reforma urbana, necesitas entrar en los problemas sociales. La Gran Via era una autopista y se trataba de convertirla en vía urbana, pero las afectaciones tenían cuantificación económica: expropio y cuánto vale. En La Torrasa, quieres comprar una casa para derribarla y ampliar la acera y detrás de cada puerta hay una familia, y detrás de cada familia, un mundo. Y cuanto más vieja es la casa, peor económicamente está la familia, y menos puedes pagar por la casa porque tiene menos valor. Hicimos ciento y pico de expropiaciones y nadie ha quedado en la miseria. De lo que me siento más satisfecho no es de la Gran Via, no. Es de que se hayan instalado en L'Hospitalet 500 ascensores. Uno no se puede llegar a imaginar cómo cambia la calidad de vida de quien vive en un cuarto piso sin ascensor el día que se le coloca uno. Yo lo he visto.

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P. ¿Y la inmigración?

R. Lo más complejo de todo en este momento es gestionar la diversidad. La inmigración no es un problema, sino un reto. La inmigración no genera un impacto neutro, modifica los conceptos. Una sociedad en la que llega de pronto un fenómeno inmigratorio como el que hemos tenido, sufre una modificación: en la escuela, en el espacio público, en la escalera. Hasta que esa sociedad nueva se asiente, hay que gobernarlo. Y es complejo.

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