Penas de hasta 43 años por el crimen de las fiestas de Berga

Nueve condenados por el asesinato a puñaladas de un joven

Fue un asesinato, no un homicidio. La Audiencia de Barcelona dictó ayer sentencia por el crimen ocurrido en las tradicionales fiestas de la Patum de Berga (Barcelona) de 2005 e impuso duras penas que suman entre 25 y 43 años para los nueve acusados. Ni la fiscalía, ni el resto de las acusaciones pidieron un castigo tan severo durante el juicio. Sólo el abogado de la familia de la víctima lo reclamó y el tribunal de la Sección Séptima le ha dado la razón.

La sentencia relata que los incidentes que costaron la vida a Josep Maria Isanta, de 22 años, se iniciaron sobre la medianoche del 27 ...

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Fue un asesinato, no un homicidio. La Audiencia de Barcelona dictó ayer sentencia por el crimen ocurrido en las tradicionales fiestas de la Patum de Berga (Barcelona) de 2005 e impuso duras penas que suman entre 25 y 43 años para los nueve acusados. Ni la fiscalía, ni el resto de las acusaciones pidieron un castigo tan severo durante el juicio. Sólo el abogado de la familia de la víctima lo reclamó y el tribunal de la Sección Séptima le ha dado la razón.

La víctima les recriminó la actitud chulesca con la que llegaron al pueblo
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La sentencia relata que los incidentes que costaron la vida a Josep Maria Isanta, de 22 años, se iniciaron sobre la medianoche del 27 de mayo de 2005, cuando un grupo formado por nueve adultos y diversos menores se dirigieron en "actitud chulesca y provocadora" hacia un paraje de Berga en el que se estaba celebrando un concierto. Allí empezaron a agredir, increpar y empujar a los asistentes y finalmente les acabaron golpeando.

Cuando una de las víctimas les recriminó su comportamiento, uno de los agresores, Pablo Enrique Méndez, esgrimió una navaja para intimidarle. Después continuaron los golpes con otras personas, hasta que, según el tribunal, se creó "una gran confusión y temor", cuando los agresores enseñaron sus navajas.

La sentencia precisa que no fue una "pelea multitudinaria, ni confusa, ni tumultuaria, como pretendieron las defensas", sino que los acusados actuaron con "unidad de acción y propósito". De esa manera, golpeaban a las víctimas para que cayeran al suelo y después formaban dos círculos alrededor de ellas. El interno pateaba a los agredidos y el externo evitaba que les ayudaran.

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Una de esas víctimas fue Jordi Isanta, quien pudo escapar ayudado por tres personas. Una de ellas fue su hermano Josep Maria, que quedó atrapado en el círculo mortal. Recibió tres puñaladas con tres armas distintas. Una fue mortal y falleció al cabo de dos horas. El tribunal sólo identifica a Pablo Méndez como uno de los agresores de Isanta, pero condena por el mismo delito de asesinato a los otros ocho acusados: seis como coautores y dos como cooperadores necesarios.

Posteriormente, los acusados prosiguieron con sus agresiones "indiscriminadas" y, según el tribunal, intentaron matar a otras dos personas. Por ese motivo, el tribunal también condena a los acusados por homicidio en tentativa y lesiones y amenazas. Varios de ellos ya tenían antecedentes penales.

Un testigo declaró en el juicio que las víctimas fueron insultadas con frases como "catalufos de mierda" o "vamos a matar a todos los catalufos". Por estos mismos hechos fueron juzgados ocho menores en julio de 2006. Seis acabaron condenados a penas de tres a siete años de internamiento, aunque el juez sentenció que fue un homicidio.

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