La oficina del padrón en Valencia se atasca

La renovación de la residencia cada dos años provoca largas colas ante el Ayuntamiento

Conseguir el certificado de empadronamiento en Valencia exige estos días mucha paciencia. "Hay que perder la mañana", afirma Fátima Costa, boliviana de 31 años, mientras conversa con María Baucar, de Ecuador, en la larga cola que se ha formado a primera hora de la mañana ante las oficinas del padrón del Ayuntamiento. Son las 11.15 y llevan de charla casi dos horas. Un empleado municipal acaba de repartir números, como los de los puestos en el mercado, y al menos ya saben que entrarán en las oficinas antes de cerrar. Otros acaban de llegar; no tendrán esa suerte. Mañana será otro día.

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Conseguir el certificado de empadronamiento en Valencia exige estos días mucha paciencia. "Hay que perder la mañana", afirma Fátima Costa, boliviana de 31 años, mientras conversa con María Baucar, de Ecuador, en la larga cola que se ha formado a primera hora de la mañana ante las oficinas del padrón del Ayuntamiento. Son las 11.15 y llevan de charla casi dos horas. Un empleado municipal acaba de repartir números, como los de los puestos en el mercado, y al menos ya saben que entrarán en las oficinas antes de cerrar. Otros acaban de llegar; no tendrán esa suerte. Mañana será otro día.

La normativa de extranjería exige que los inmigrantes no comunitarios confirmen su residencia cada dos años, un trámite que debe cumplimentarse entre octubre y finales de noviembre, explica el concejal de Modernización de la Administración, Vicente Igual. De los 80.000 inmigrantes que viven en Valencia, unos 18.000 reciben ahora aviso para que renueven sus datos, lo que provoca mayor afluencia a las oficinas. "Se atiende a 500 personas diarias", indica Igual, que considera las colas un problema puntual.

"Muchas veces no llegan a atenderte", afirma la ecuatoriana Vilma Saavedra, que confía en plantarse a tiempo ante la mesa de uno de los 16 funcionarios de la oficina. Francisco Vida y Nuria Sánchez, una pareja treintañera de Valencia que sólo quiere dejar constancia del cambio de casa, espera desde hace casi hora y media. "En la junta de distrito sólo dan 40 números por día y hay cola desde las cinco de la mañana", comentan. El concejal asegura que su caso no exige esperar en la fila del empadronamiento, pero a otros les ha pasado, como a Manuel Hernández, de 57 años, que se marcha enfadado porque no podrá entrar. Para los que tienen firma electrónica, el atajo sin espera es Internet, recuerda Igual.

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