El alcalde de Meis quiere expropiar monte comunal para ampliar un campo de golf

Los terrenos ya se han recalificado para construir también chalés y un centro comercial

La demanda de aficionados al golf se ha convertido en un motor urbanístico para el pequeño municipio de Meis. Al proyecto de construcción de 100 chalés a escasos dos kilómetros del club Monte Castrove se une otro que pretende su ampliación y con un gran complejo deportivo, promoción de viviendas unifamiliares y centro comercial. El ayuntamiento ya recalificó los terrenos con la aprobación de la Xunta del PP en 2003, pero la actuación urbanística que se proyecta tendrá que contar con la autorización del bipartito ya que las 75 hectáreas afectadas serían expropiadas a los comuneros.

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La demanda de aficionados al golf se ha convertido en un motor urbanístico para el pequeño municipio de Meis. Al proyecto de construcción de 100 chalés a escasos dos kilómetros del club Monte Castrove se une otro que pretende su ampliación y con un gran complejo deportivo, promoción de viviendas unifamiliares y centro comercial. El ayuntamiento ya recalificó los terrenos con la aprobación de la Xunta del PP en 2003, pero la actuación urbanística que se proyecta tendrá que contar con la autorización del bipartito ya que las 75 hectáreas afectadas serían expropiadas a los comuneros.

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El proceso de expropiación lo promueve personalmente el alcalde de Meis, el popular José Luis Pérez, con tres comunidades de montes, propietarias de los terrenos situados en el perímetro del actual campo de golf de Silván donde se proyecta un enorme complejo urbanístico y polideportivo. Pérez cuenta además, con el respaldo de los incondicionales de este club de golf cuyo número de abonados ya supera los 1.500. Es el único campo público de los 15 que existen en Galicia y cuenta con un convenio de colaboración con la Real Federación Española de Golf. Uno de los objetivos del proyecto es aumentar en nueve los 18 hoyos que tiene.

En 2002, el gobierno municipal, con mayoría del PP, dio los primeros pasos con la aprobación del plan urbanístico, aprovechando los últimos seis meses de vigor de la anterior Ley del Suelo de 1997 que concedía competencias a los ayuntamientos para diseñar y aprobar sus planeamientos. Así, en mayo de 2003, se aprueba definitivamente la clasificación de los terrenos anexos al campo de golf como zona residencial y aptos para urbanizar. Con carácter previo a la aprobación definitiva del plan urbanístico por parte del ayuntamiento, se requería un informe preceptivo y vinculante de la entonces Consellería de Ordenación del Territorio y Obras Públicas (COTOP), de la que era su titular el también vicepresidente del anterior gobierno del PP, Alberto Núñez Feijóo.

A mediodía del viernes 23 de mayo de 2003, dos días antes de celebrarse las elecciones municipales, llegó al ayuntamiento el visto bueno de la Xunta, con tiempo suficiente para convocar un pleno extraordinario que celebró esa misma tarde y que movilizó a los detractores del plan pero que finalmente fue aprobado con los votos de los populares y con evidentes modificaciones respecto al documento inicial.

Las críticas por parte de la oposición no se hicieron esperar, no sólo porque se trataba de un proyecto con fines privados, sino además por la forma precipitada de hacerlo, antes de la entrada en vigor de la nueva Ley del Suelo, que imponía restricciones a planeamientos de estas características. El plan provisional estuvo expuesto al público un mes, el plazo mínimo que establecía la normativa, según denunció el grupo municipal del BNG.

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El alcalde no ha ocultado su entusiasmo por un proyecto que trasciende, incluso, los intereses locales de un municipio de apenas 5.000 habitantes. Pérez, está convencido de que beneficia al pueblo por el tirón económico y turístico que va a generar, además de los usos deportivos de unas instalaciones que pretenden situarse entre las 15 más importantes de España. Aunque el ayuntamiento tiene bien atado su plan urbanístico, para desarrollar cualquier actuación en los terrenos clasificados como urbanizables del monte Castrove, necesitará redactar un plan de sectorización, que requerirá de la evaluación estratégica por parte de la Consellería de Medio Ambiente y de otro informe preceptivo y vinculante de Política Territorial.

Pero, además, otro filtro difícil de pasar será el de la Consellería de Medio Rural, que tendrá que pronunciarse sobre el proceso de expropiación de los terrenos que promueve la alcaldía de Meis. De hecho, esta consellería acaba de solicitar al ayuntamiento toda la información relativa a los intentos urbanísticos y expropiatorios del monte, según informaron fuentes de este departamento. En esta comunicación oficial, Medio Rural señala que no le consta que exista ningún informe de autorización necesario para realizar el cambio de uso de monte forestal a rústico urbanizable y le advirtió de que puede incurrir en una infracción administrativa. Recuerda la consellería que el cambio de uso del suelo para construir los campos de golf de Domaio y Castrove fue aprobado por el anterior gobierno y no podrá pronunciarse sobre el proceso de expropiación mientras no reciba toda la documentación solicitada al ayuntamiento.

La urbanización prevista en terrenos del monte Castrove sería el segundo intento que se promueve en Galicia mediante la expropiación de suelo forestal. El primero acaba de ser tumbado por Medio Ambiente y se proyectaba en la parroquia de Coto Pinzás, municipio de Tomiño.

A 13 euros el metro

La mayoría de los comuneros de Castrove están de acuerdo en ceder las 75 hectáreas que son propiedad, casi a partes iguales, de las asociaciones Silván de Armenteira, Chan da Fonte y San Salvador de Meis. Algunos propietarios han visto una maqueta del proyecto y hay, al menos, dos empresas promotoras interesadas en financiarlo.

En estas conversaciones que lleva discretamente el alcalde, el precio que se considera a pagar por metro cuadrado oscila entre 13 y 14 euros, poco o mucho, según se mire, si se compara con los seis euros que se pagaron para ejecutar las obras de la autovía del Salnés, en la misma zona. Además, los comuneros tendrían la posibilidad de acceder a puestos de trabajo en las nuevas instalaciones del club de golf.

Los propietarios del monte defienden esta urbanización como una alternativa al futuro de algunas comunidades vecinales. "Es una fuente de ingresos que nos permitirá mejorar la traída de aguas, hacer centros culturales y deportivos para los jóvenes y servicios adecuados para la tercera edad. Los incendios esquilmaron todo y la madera se está pagando a 35 euros la tonelada de eucalipto y 24 la entresaca de pino", comenta un comunero.

Para el grupo municipal del BNG en Meis, el proyecto "es una pura especulación y no va a generar riqueza para el pueblo sino que va a ser una fuente de enriquecimiento de unos pocos", según indicó un portavoz de la organización. Además, los nacionalistas advierten de que las instalaciones no serán de uso público sino privado.

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