El fiscal demanda 26 años para el atracador que mató a un joyero delante de su hijo

El fiscal solicita un total de 26 años de cárcel para Roberto Castro Fernández, el atracador de 27 años que mató de dos disparos de escopeta, a bocajarro, a un joyero de la localidad de Móstoles. El fallecido fue Antonio Sancho Arevalillo, de 54 años, que recibió dos tiros de escopeta por decirle al atracador que la policía estaba de camino hacia su local.

El atraco se produjo pasadas las ocho de la noche del 9 de junio de 2005 en una joyería ubicada en el número 18 de la calle de Felipe II, en Móstoles. El atracador disparó a Sancho delante de su hijo Marcos, de una empleada y de una c...

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El fiscal solicita un total de 26 años de cárcel para Roberto Castro Fernández, el atracador de 27 años que mató de dos disparos de escopeta, a bocajarro, a un joyero de la localidad de Móstoles. El fallecido fue Antonio Sancho Arevalillo, de 54 años, que recibió dos tiros de escopeta por decirle al atracador que la policía estaba de camino hacia su local.

El atraco se produjo pasadas las ocho de la noche del 9 de junio de 2005 en una joyería ubicada en el número 18 de la calle de Felipe II, en Móstoles. El atracador disparó a Sancho delante de su hijo Marcos, de una empleada y de una clienta que había en ese momento en el local.

El juicio se celebrará la próxima semana en la Sección 16 de la Audiencia de Madrid. En el banquillo se sentarán otros seis compinches de Roberto Castro. Se les acusa de delitos de coautoría en el asesinato, encubrimiento, receptación (compra de objetos a sabiendas de que son robados) y tenencia ilícita de armas.

El ministerio público destaca la crueldad con que actuó Roberto Castro, también conocido como Freddy Augusto, de nacionalidad cubana. Señala que Roberto entró ese día en el local acompañado de otras tres personas, provistas todas ellas de pasamontañas y armas de fuego. Roberto llevaba la escopeta homicida y los otros dos, sendas pistolas.

"Esto es un atraco", gritó el principal acusado al llegar al local. Encañaron a las personas que había dentro y les llevaron a la trastienda. En el camino, la víctima comentó a Roberto que había cámaras y que la policía acudiría en breve. Roberto no se lo pensó dos veces y le disparó dos veces por la espalda, a bocajarro. Murió casi en el acto.

Los atracadores siguieron con su plan (incluso retuvieron a otra clienta que llegó al local por sorpresa) y se apoderaron de 762 piezas de oro y pedrería valoradas en 133.000 euros. Una aseguradora se ha hecho cargo del robo. Tras el asalto, Roberto y sus compinches huyeron a Barcelona, donde fueron detenidos más tarde. El asesinato de este joyero causó una gran indignación entre sus colegas y vecinos.

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