Gescartera ofrecía rentabilidades del 20% para captar clientes, según dos imputados

Los acusados Aníbal Sardón e Inmaculada Baltar, ligados a la sociedad AGP, revelaron ayer en el juicio por el caso Gescartera que este chiringuito financiero llegó a ofrecer rentabilidades de más del 20% para captar clientes, cuando la media del mercado era del 7%. Sardón, Baltar y el ex consejero de Gescartera Javier Sierra de la Flor apuntaron además la responsabilidad del principal acusado, Antonio Camacho, en la estafa.

Sierra de la Flor reconoció haber firmado más de 1.326 millones de pesetas (unos ocho millones de euros) en cheques a clientes y proveedores de la agen...

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Los acusados Aníbal Sardón e Inmaculada Baltar, ligados a la sociedad AGP, revelaron ayer en el juicio por el caso Gescartera que este chiringuito financiero llegó a ofrecer rentabilidades de más del 20% para captar clientes, cuando la media del mercado era del 7%. Sardón, Baltar y el ex consejero de Gescartera Javier Sierra de la Flor apuntaron además la responsabilidad del principal acusado, Antonio Camacho, en la estafa.

Sierra de la Flor reconoció haber firmado más de 1.326 millones de pesetas (unos ocho millones de euros) en cheques a clientes y proveedores de la agencia de valores, sin cotejar y sin comprobar que quien recibía el dinero tuviese corregido su saldo. Ésta fue una de las irregularidades que sacó a la luz, durante su interrogatorio, el fiscal Vicente González Mota, que pide 11 años de prisión para Sardón y seis para Baltar, apoderado y fundadora de Administración y Gestión de Patrimonios (AGP); y ocho años para el ex consejero de Gescartera Javier Sierra de la Flor.

Tanto Baltar como Sardón argumentaron que los documentos esgrimidos por el fiscal, que demuestran una estafa de 3,21 millones de euros, son sólo "supuestos" realizados ante Antonio Camacho para demostrar que AGP era rentable para Gescartera pues le conseguía muchos clientes, como la Mutualidad de la Policía o el Servicio de Seguridad Social de la Armada. También adujeron que su labor era estrictamente "comercial", que no influían en las inversiones de clientes ni en los tipos de interés y que "nunca" sospecharon que el dinero no estaba en la empresa, ya que incluso Camacho les enseñó, en junio de 2001, un certificado de que había 24 millones de dólares en EE UU, en la sociedad Martin Investments LLC.

"Aún esperamos ese fax"

Ambos acusados trabajaron a principios de los años noventa como director financiero y secretaria en el grupo manufacturero Tompla, que llegó a invertir varias partidas de entre 300 y 400 millones de euros en Gescartera, con un compromiso de revalorización anual de entre el 32% y el 35%. Baltar reconoció que una inversión de más de 20 millones de pesetas de una sociedad familiar suya obtuvo una rentabilidad semestral del 23,4% por una inversión denominada "valor ELE" (siglas que corresponden en bolsa a la compañía Endesa).

Javier Sierra de la Flor aseguró que Camacho decidía dónde invertir el dinero y que supo que había problemas en Gescartera el 13 de junio de 2001. "Siempre se me dijo que el dinero de los clientes estaba en HSBC en una Sincav de Luxemburgo, que estaba fuera [de España] y que [Camacho] lo traería", afirmó. Y añadió que, el 15 de junio de 2001, tras la intervención de Gescartera, Camacho dijo que el dinero de los clientes "iba a venir". "El mismo día que declaró ante [la juez Teresa] Palacios, nos llamó y nos dijo: 'Tranquilos, estaros atentos al fax que llega el dinero de fuera'; a día de hoy, estamos todavía esperando que llegue algo al fax", contó Sierra de la Flor.

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