Reportaje:

Una cantera transatlántica

Llegados de Costa Rica y Uruguay, Andrei Amador y Fabricio Ferrari buscan su sueño de convertirse en profesionales del ciclismo

A pesar de la crisis que padece el ciclismo, son muchos los jóvenes que sueñan con ingresar en la élite. Y muchos los esfuerzos para acercarse a la cabeza del pelotón. Dos de esos ejemplos son los casos de Andrei Amador y Fabricio Ferrari. Dos chicos de la otra orilla del Atlántico que compiten en la temporada de ciclismo aficionado de Euskadi y Navarra, y que además lo hacen con brillantez.

Amador tiene 21 años y viene de un país, Costa Rica, donde, explica, sólo existen cuatro equipos dedicados a la ruta. "Nadie es profesional. La estructura es parecida al ciclismo aficionado de aquí,...

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A pesar de la crisis que padece el ciclismo, son muchos los jóvenes que sueñan con ingresar en la élite. Y muchos los esfuerzos para acercarse a la cabeza del pelotón. Dos de esos ejemplos son los casos de Andrei Amador y Fabricio Ferrari. Dos chicos de la otra orilla del Atlántico que compiten en la temporada de ciclismo aficionado de Euskadi y Navarra, y que además lo hacen con brillantez.

Amador tiene 21 años y viene de un país, Costa Rica, donde, explica, sólo existen cuatro equipos dedicados a la ruta. "Nadie es profesional. La estructura es parecida al ciclismo aficionado de aquí, y no hay un gran salario. Así que las opciones son colgar la bicicleta o practicar por pura afición. Es una pena, porque hay buenos talentos que se pierden por falta de apoyo". Pero a Amador no le ha ido mal. Empezó con la bicicleta para imitar a su hermano. Pronto pasó a las carreras de montaña, y de ahí a la carretera, con 16 años.

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"La bicicleta siempre ha estado ahí. Cuando no tenía que estudiar, andaba en bici". Hace tres años destacó en la única carrera notable de su país, la Vuelta a Costa Rica. Manolo Azcona, director del equipo navarro Lizarte, se fijó en él y se lo trajo a Pamplona. "Solemos ir con frecuencia allí, además de a Colombia y Uruguay", explica. "Los puertos de Costa Rica son muy duros, de 30 kilómetros. Ahí es donde vimos que tiene mucho talento", dice. Amador llegó en enero. Sin apenas conocer nada, venció en las tres primeras carreras que disputó. En total, ocho triunfos en la temporada recién finalizada. Fue, además, líder de la Bira vizcaína, la ronda más importante del calendario.

Amador comparte piso en Pamplona junto al también costarricense José Adrián Bonilla, que corre en el equipo profesional Fuerteventura. "Viven cerca de las oficinas del equipo, y cuando no entrena, siempre lo tengo por aquí. Está muy motivado", comenta su director. "Aquí todo es diferente. Hay una gran cantidad de equipos, y una afición muy fuerte por el ciclismo", dice Amador, centrado en exclusiva en el deporte. "Cuando vuelva a mi país, me gustaría estudiar algo relacionado con a Educación Física". Inició estudios de Ingeniería Electromecánica en su país, "pero creo que fue una decisión algo apresurada". Sus planes son seguir en el ciclismo amateur otro año más para continuar su progresión. "Pero el objetivo es el profesionalismo", precisa.

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Otro que no tuvo dudas a la hora de salir de su país fue Fabricio Ferrari (Santa Lucía, Uruguay, 1985). Su padre fue un corredor de cierto renombre en Uruguay, y él decidió repetir el camino. Acabada la educación secundaria, Ferrari sabía que sus opciones deportivas estaban en Europa. Contactó con Héctor Rondán, el único uruguayo que alcanzó el profesionalismo, en el Reynolds de los años 80, y que reside en Pamplona. Él le echó una mano y, a principios del año pasado, el equipo navarro Azysa le hizo un hueco. "En mí país, el ciclismo apenas tiene repercusión. Un corredor gana alrededor de 400 euros al mes, y con ese dinero debe mantener también su bicicleta", relata. Ferrari se adaptó bien y en su primer año se adjudicó el Trofeo Euskaldun sub-23. Este año ha logrado lo mismo, pero en categoría absoluta.

Admirador de Alejandro Valverde y Paolo Bettini, Ferrari vive en Lezo (Guipúzcoa). Pasa seis meses al año entrenándose y compitiendo en las principales pruebas del calendario aficionado, y luego vuelve a su país, donde seguirá encima de la bicicleta. Su actual equipo, el Azpiru, es filial del Fuerteventura, lo que le puede facilitar el pase al circuito de la cumbre. Desde su equipo reiteran que es uno de los corredores con más posibilidades de ascender, pero él no se fía. "No está nada fácil. Los corredores vascos tienen más opciones, porque está toda la estructura del Euskaltel-Euskadi. Eso es algo muy positivo para ellos. Pero yo, por si acaso, prefiero no hacerme ilusiones".

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