Reportaje:

"Superior para el campo"

La Biblioteca Nacional y el Ateneo sirvieron de refugio para buena parte del público

"La lluvia, superior para el campo". Con esta frase, José Martín, jerezano de paso por Madrid, quiso convertir en alegría la adversidad de la lluvia, que truncó muchos de los importantes actos programados para La Noche en Blanco. Así, en la explanada del estadio Santiago Bernabéu, un espectacular juego de cucañas oscilantes sobre las que cuatro hombres y otras tantas mujeres se balanceaban en un espectáculo único tuvieron que echar pie a tierra apenas nueve minutos después de comenzar su actuación.

En la Biblioteca Nacional se exponía al público un facsímil del Cantar de mío ...

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"La lluvia, superior para el campo". Con esta frase, José Martín, jerezano de paso por Madrid, quiso convertir en alegría la adversidad de la lluvia, que truncó muchos de los importantes actos programados para La Noche en Blanco. Así, en la explanada del estadio Santiago Bernabéu, un espectacular juego de cucañas oscilantes sobre las que cuatro hombres y otras tantas mujeres se balanceaban en un espectáculo único tuvieron que echar pie a tierra apenas nueve minutos después de comenzar su actuación.

En la Biblioteca Nacional se exponía al público un facsímil del Cantar de mío Cid, cuyo original allí se atesora. Está tan deteriorado por los reactivos químicos que le fueron aplicados siglos atrás para enlucir su lectura que ha tenido que quedarse en la caja fuerte que lo salvaguarda. El relato de este prodigioso libro, de 74 folios en pergamino, copiado en 1207 por Per Abat, se narraba en paneles y audios dispuestos en el interior de la gran biblioteca, adonde acudió el ministro de Cultura, César Antonio Molina. "Hemos puesto todo nuestro esfuerzo tanto aquí como en El Prado para contribuir a esta noche", dijo el ministro.

Emiliano Valdeolivas ha musicado en 15 canciones el 'Cantar de mío Cid'

Emiliano Valdeolivas, profesor de literatura de 47 años, ha musicado en 15 canciones el poema y se jacta de haber cantado "un cantar que nadie cantar osaba". Grupos de personas, algo desconcertadas por qué hacer bajo la lluvia, buscaban dónde acudir y hallar refugio. Uno de los más confortables lo ofrecía el Ateneo de la calle del Prado, la institución cultural civil más veterana de la ciudad. José Ramón Rocabert, diseñador de 31 años, llevó su colección de primavera-verano, llena de colorido e imaginación, a desfilar ante los vetustos personajes retratados en el Ateneo, que parecían perplejos ante el deslumbrante colorido y la gracia de las 21 modelos del desfile.

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