"Aquí ganamos todos, compañeros"

Almonte acoge el torneo europeo de la Copa de Fútbol Sin Drogas

Naira Outeiral se sentó ayer sobre el césped artificial y preparó lo que le restaba de equipación: las medias, las espinilleras y las botas. Acababa de terminar la Copa de Fútbol sin Drogas, que había enfrentado en el Polideportivo de Almonte (Huelva) a 14 delegaciones europeas de jugadores ex toxicómanos o en rehabilitación. El equipo de Proyecto Hombre Baleares había ganado en los penaltis a un combinado austriaco. La copa lleva 10 años celebrándose de manera itinerante por capitales europeas.

Naira estaba a punto de entrar en el campo de fútbol para jugar en el siguiente partido, que...

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Naira Outeiral se sentó ayer sobre el césped artificial y preparó lo que le restaba de equipación: las medias, las espinilleras y las botas. Acababa de terminar la Copa de Fútbol sin Drogas, que había enfrentado en el Polideportivo de Almonte (Huelva) a 14 delegaciones europeas de jugadores ex toxicómanos o en rehabilitación. El equipo de Proyecto Hombre Baleares había ganado en los penaltis a un combinado austriaco. La copa lleva 10 años celebrándose de manera itinerante por capitales europeas.

Naira estaba a punto de entrar en el campo de fútbol para jugar en el siguiente partido, que ya había empezado, y que midió a estrellas españolas del balón que brillaron hace algunos años -como el mítico Gordillo, que sudaba de una punta a otra como cuando era titular del Real Madrid- con una selección de los mejores equipos del torneo.

Naira no estaba nerviosa. Por su cara redonda, sus ojos brillantes y su sonrisa de 25 años, nadie diría que desde su adolescencia sufre en carne propia la oscuridad del mundo de la droga, del que lucha por salir. "¡Gol!", gritó la joven de pronto, "y encima lo ha marcado Javi que es compañero mío en el centro", decía entre risas. El lugar al que se refería Naira es el centro terapéutico Haze-Gain de San Sebastián. Allí, ella y otros compañeros trabajan para rehacer sus vidas fuera de las adicciones. "Lo más importante de actividades como ésta es ver que somos capaces de disfrutar, de pasarlo bien sin drogas", decía Naira justo antes de saltar a jugar.

Algo muy parecido afirmaba el alemán Horst Bromer, a quien hace una década se le ocurrió la idea de, no sólo utilizar el deporte como una especie de terapia, sino reunir a equipos de las mismas características de toda Europa para competir entre ellos. "Los pacientes ven que todos somos diferentes, pero iguales al mismo tiempo, que tienen los mismos retos: sobrevivir a la enfermedad de la drogadicción", comentaba ayer mientras los gritos de apoyo del público retumbaban. Desde las gradas, con megáfono en mano, un hincha gritaba consignas de ánimo con influencias televisivas: "Aquí ganamos todos, compañeros. ¡Todos! ¡Nadie pierde! ¡Al tiqui taca, al tiqui taca!".

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