Reportaje:

El 'Prestige' que no fue

Un mes después del naufragio, aún quedan 40 toneladas de fuel dentro del 'Don Pedro'

Ayer hizo un mes que el mar se tragó al buque Don Pedro, cargado con más de 100 toneladas de fuel, aceites y otros residuos contaminantes, frente al puerto de Ibiza. Se calcula que, actualmente, los tanques del Don Pedro albergan en su interior entre 30 y 40 toneladas de combustible; en el momento del naufragio cargaba 100 toneladas. Las tareas de extracción, a cargo de una empresa holandesa, han funcionado a buen ritmo, pero se han visto ralentizadas en los últimos días debido al mal tiempo. Después de descartar, por arriesgada, la opción de reflotar el pecio, los técnicos optar...

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Ayer hizo un mes que el mar se tragó al buque Don Pedro, cargado con más de 100 toneladas de fuel, aceites y otros residuos contaminantes, frente al puerto de Ibiza. Se calcula que, actualmente, los tanques del Don Pedro albergan en su interior entre 30 y 40 toneladas de combustible; en el momento del naufragio cargaba 100 toneladas. Las tareas de extracción, a cargo de una empresa holandesa, han funcionado a buen ritmo, pero se han visto ralentizadas en los últimos días debido al mal tiempo. Después de descartar, por arriesgada, la opción de reflotar el pecio, los técnicos optaron por un sistema de bombas para vaciar el buque y lograron frenar el vertido sellando las grietas del casco.

Campeonatos de vela o clases de 'aerobic' en la playa tratan de atraer de nuevo a los turistas

En la zona costera, y alrededor del barco hundido, se instalaron centenares de metros de barreras flotantes, que no impidieron que parte del chapapote llegara a las playas d'en Bossa, Figueretes y Talamanca, obligando a cerrarlas durante más de una semana. En los días posteriores al hundimiento, restos de combustible alcanzaron también las aguas del Parque Natural de Ses Salines. Desde entonces, el dispositivo de limpieza activado por el Ministerio de Medio Ambiente ha retirado cerca de 350 toneladas de residuos, a los que hay que sumar las casi cinco toneladas de baterías de coche que se extrajeron del pecio hace poco más de una semana.

Reactivar la vida turística en la zona ha sido uno de los principales dolores de cabeza de los empresarios y las instituciones. El Gobierno balear y el Consell de Ibiza se han sacado de la manga un ramillete de actividades destinadas a atraer de nuevo a los veraneantes. Con un presupuesto cercano a los 90.000 euros, han elaborado un programa completo de actos para garantizar la presencia continuada de turistas en la arena, desde campeonatos de fútbol, voleibol, baloncesto y vela, a talleres de artesanía e incluso improvisadas pistas de gimnasio donde se imparten lecciones de baile y aerobic.

El naufragio ha provocado un alud de querellas contra Iscomar, propietaria del barco. Baleària, su competencia directa, presentó ayer una demanda por daños y perjuicios porque desde que el Don Pedro se fue a pique sus buques vienen sufriendo retrasos a causa de las labores de extracción del fuel que se desarrollan en la misma bocana del puerto, lo que ha provocado, según la compañía, "centenares de reclamaciones" por una cuantía "millonaria". Baleària estima que las demoras han afectado a más de 200.000 clientes.

El Consell de Ibiza, máxima institución administrativa de la isla, anunció ayer que se personará como acusación particular en el proceso penal abierto contra Iscomar en el juzgado número 2 de la capital ibicenca. Pilar Costa, portavoz del Consell, aclaró que su objetivo es "determinar quién tiene responsabilidad civil en este caso, para saber a quién debemos reclamar en defensa del interés general". El servicio de asistencia organizado por el Consell para atender a las reclamaciones de los afectados ha recibido unas 40 solicitudes, la mayoría de empresas vinculadas a los servicios de las playas (alquiler de hamacas, sombrillas y patines), así como hoteles y restaurantes.

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Mientras tanto, Iscomar ha iniciado el pago de indemnizaciones a los propietarios de más de 70 embarcaciones fondeadas en la bahía de Ibiza, que se vieron afectadas por el vertido de fuel. El chapapote se adhirió a los cascos de las barcas e inutilizó decenas de motores fuera borda. Alguno de los particulares cifraba en 4.000 euros la factura del mecánico y estimaba "insuficiente" el pago realizado por la naviera, de entre 70 y 90 euros por cada metro de eslora dañado.

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