Columna

¡Mosquis!

¿Recuerdan lo qué es una mosca? Pues les refresco la memoria: un bichito pequeñajo e incordión con patas diseñadas para hacer cosquillas y una trompa cuyos solos acompañan perfectamente al cosquilleo; me refiero a cuando chupan, porque cuando suenan no puede haber sonsonete más molesto. Además tienen alas, instrumento que les faculta para incordiar por todas partes y, sobre todo, para volver insistentemente sobre los dedos de los pies o los caños de la nariz, cuando uno se abandona a las siestas veraniegas, o al cogote cuando el sufridor está lidiando con su plato favorito o se lleva ansiosame...

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¿Recuerdan lo qué es una mosca? Pues les refresco la memoria: un bichito pequeñajo e incordión con patas diseñadas para hacer cosquillas y una trompa cuyos solos acompañan perfectamente al cosquilleo; me refiero a cuando chupan, porque cuando suenan no puede haber sonsonete más molesto. Además tienen alas, instrumento que les faculta para incordiar por todas partes y, sobre todo, para volver insistentemente sobre los dedos de los pies o los caños de la nariz, cuando uno se abandona a las siestas veraniegas, o al cogote cuando el sufridor está lidiando con su plato favorito o se lleva ansiosamente a las fauces el pozal de sangría. Suelen tener la particularidad, las moscas no las fauces, de viajar en cuadrilla, con lo que agotan la paciencia del más pintado, y al apoderarse de una estancia siempre vuelan en la misma porción de aire trazando tirabuzones como si allí les supiera mejor. Y no me hablen de los insecticidas, porque algunos más que matarlas parece que les alimentan y les renuevan la energía. Se repantinga uno en el sillón con el spray en la mano y al hacer frente a las moscas sólo saca una nube tóxica que le obliga a salir por piernas rompiendo todo el encanto (el del sillón, claro, pero también el del asesinato). No saben lo que se pierden, ustedes queridos lectores, las moscas no se pierden nada ni nunca, pero si desean conocer la experiencia les aconsejo que se trasladen a un pueblo pequeño a ser posible con ganado. Pues bien, cuando uno creía que al alejarse del mundanal ruido sólo iba a lidiar con estas moscomaquias va y resulta que le llegan otros mosconeos. Y de los que llevan siglas, que son los peores. Con el fondo navarro que quien esto escribe lleva más impreso que las cagadas de las moscas, no puede por menos de mal llevar el cisco que hay montado en el Reyno (Viejo, sí).

Hay que tener muchas ganas para ponerse en el pellejo de Puras, pero todo sea por la causa. Así que coge uno, se mete en la pelleja de Puras y trata de entender por qué le vino el voluto del pacto con Nafarroa (¡Bai!). Seguramente por odio, o como quiera que se diga en política, a Sanz y a UPN, pero también por el empuje de todo ese sector llamémosle ¿sabiniano?, que sin duda choca con otras sensibilidades internas del partido y que hace que el PSN sea una caldera en ebullición, máxime si se tiene en cuenta el referente catalán o PSC. Hombre, lo que no parece muy hábil es que Puras quisiera matar dos pájaros de un tiro tirándose a la piscina vasca porque desde Madrid no podrían soportar el tira y afloja a que le iban a someter los nacionalistas, en este caso de Navarra, en pleno periodo electoral. Y esto tendrían que haberlo sabido Puras y Chivite antes de emprender una fuga hacia delante que lo único que ha conseguido es agudizar las contradicciones dentro del partido, cosa que sólo era buena para armar follón en épocas marxistas-leninistas.

Total, que se han pegado un viaje que sólo ha servido para romper más platos y eso que al PP le hubiera agradado mucho más el desgaste del PSOE con un gobierno PSN-NaBai que el propio desgaste con un gobierno debilucho de UPN. Pero pongamos que Puras, Chivite y quienes piensan vasco establecen una paz romana entre sí y vuelcan su rabia contra UPN poniendo en evidencia su fragilidad y obligándole a convocar elecciones. Si eso ocurre, y tras el papelón hecho por el PSN, cabe sospechar que UPN saldría reforzado y podría alcanzar la mayoría absoluta, con lo que el viaje de Puras habría alcanzado el máximo nivel de patetismo. Igual no es tarde y, aprovechando que el verano es época de cursos, podrían juntarse en seminario Puras, Chivite (si es que no les dan otro portante) y ese genio de la estrategia política, Txarli Prieto, partidario del antes no gobernar que gobernar, pero queriendo hacerlo. A nada que Patxi López y Egiguren les expliquen en el santuario de Loyola lo que vale un peine (en euskos) y lo chachi que es ser vasco y no navarro, quienes ganan todos los comicios que quedan son... las moscas.

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