Análisis:A LA PARRILLA

Dónde mirar la tele

En Estados Unidos, un 20% de los telespectadores menores de 25 años no ve la tele jamás en un aparato tradicional, según Le Monde. La cifra es muy bestia, pero no increíble. A través de Internet, la tele llega a pantallas muy distintas, desde el portátil al móvil. Las cadenas abren su canal en YouTube, ofrecen la repesca de sus programas en Internet e incluso venden por descarga de alta definición.

En Corea hay emisoras que producen documentales para la Red, y una cadena británica, ITV, ha abierto en Internet Weblives, colección de documentales de tres minutos sobre gente ...

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En Estados Unidos, un 20% de los telespectadores menores de 25 años no ve la tele jamás en un aparato tradicional, según Le Monde. La cifra es muy bestia, pero no increíble. A través de Internet, la tele llega a pantallas muy distintas, desde el portátil al móvil. Las cadenas abren su canal en YouTube, ofrecen la repesca de sus programas en Internet e incluso venden por descarga de alta definición.

En Corea hay emisoras que producen documentales para la Red, y una cadena británica, ITV, ha abierto en Internet Weblives, colección de documentales de tres minutos sobre gente a la que Internet le ha cambiado la vida y sobre la que el resto de internautas puede comentar y votar lo que ve.

En Francia, varias emisoras han anunciado para la próxima temporada que colgarán en la Red el material descartado de sus reportajes. Un material que no se emite no porque sea malo sino porque no hay más minutos, una restricción que no tienen en Internet.

Y no sólo las televisiones están detrás de estas nuevas ventanas, también los fabricantes de sitios. Zattoo, una plataforma para ver en directo canales desde el ordenador, hace una promoción maliciosa, pero síntoma de que poder ver la tele en otras circunstancias también es otra manera de verla: entre las ventajas de tener la tele en el portátil está, dicen, la de "verla en la oficina mientras se supone que se trabaja o en el aula mientras se supone que atiendes a una aburrida clase".

O Joost, que también intenta dar televisión pero sin pisar derechos, como le ocurre a YouTube, crucificado a demandas desde que lo compró Google y se huele el dinero. Joost se presenta como un club donde los internautas chatean mientras ven un programa, cuelgan sus opiniones...Un ejemplo más de cómo la multitarea se impone incluso en los ratos de ocio.

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