Un arte que reina en las noches

Surgidos en los años sesenta y setenta, los festivales flamencos son un elemento imprescindible del verano andaluz. Evidentemente, ya no son lo que eran: ese grandísimo cartel de artistas al fresco de una noche de verano, acompañado del reclamo de un buen plato de la tierra. El Potaje, la Berza, la Caracolá, la Yerbabuena o la Parpuja son nombres históricos que aluden a esa asociación de arte flamenco y condumio que llenaban las noches hasta el alba. Con el tiempo, el formato entró en crisis y sólo perduraron en aquellos lugares donde se demostraron básicos por su gran tradición flamenca y a f...

Surgidos en los años sesenta y setenta, los festivales flamencos son un elemento imprescindible del verano andaluz. Evidentemente, ya no son lo que eran: ese grandísimo cartel de artistas al fresco de una noche de verano, acompañado del reclamo de un buen plato de la tierra. El Potaje, la Berza, la Caracolá, la Yerbabuena o la Parpuja son nombres históricos que aluden a esa asociación de arte flamenco y condumio que llenaban las noches hasta el alba. Con el tiempo, el formato entró en crisis y sólo perduraron en aquellos lugares donde se demostraron básicos por su gran tradición flamenca y a fuerza de cambiar un modelo que se hizo insostenible. Aun así, en los últimos años han nacido muchos otros e incluso ha renacido algún histórico.

A estas alturas del calendario, la agenda flamenca ya ha consumido algunas de sus principales citas, tales como el Potaje utrerano, la Caracolá de Lebrija o la Reunión del Cante Jondo de La Puebla. Pero, de aquí a septiembre, aún restan decenas de lugares donde el flamenco reinará en las noches. Por ejemplo, hoy mismo en Granada se inicia la novena edición de Los Veranos del Corral del Carbón con actuaciones que se prolongarán hasta mediados de agosto. Otro ciclo de postín que cumple 26 ediciones se encuentra en Cádiz, donde pasado mañana arrancan sus célebres Jueves Flamencos de la Peña Enrique El Mellizo. Siete festivales, como quien diría, con lo más granado del cante, el toque y el baile. También ese mismo jueves 19 de julio, en La Línea (Cádiz), se celebra la primera de las noches de su Muestra Flamenca.

El Gazpacho de Morón

Y en lo que queda de mes se acumulan citas como las del día 21 en Gaucín (Málaga), Lucena (Córdoba) y Castilblanco de los Arroyos (Sevilla); del día 27 en Villanueva de la Reina (Jaén), y del 28 en Morón (Sevilla), donde se celebra la 41ª edición de su Gazpacho, una de las citas históricas.

Ya metidos en agosto, el Cabo de Gata almeriense reunirá dos festivales distintos, pero nada distantes. Se trata del Festival Diquela, del 7 al 10 de agosto en Los Escullos, y del de Nijar, los días 7, 8, 9 y 10. Antes, el día 4, se habrá celebrado en Pegalajar (Jaén) la XXIX edición de su Arte Flamenco. Y ya el día 11, la renacida Fiesta de la Parpuja de Chiclana (Cádiz) parece retar al tiempo con un cartel de los de antes, pues anuncia la presencia de una docena de artistas en lo que supone casi una reproducción de la extensión que la hizo famosa.

En este mismo mes, no se puede olvidar que arranca la II Bienal Málaga en Flamenco. Lo hará el día 25 en Vélez-Málaga y se prolongará hasta el 30 de septiembre con medio centenar de espectáculos tanto en la capital como en pueblos de la provincia. Y en ese mes de septiembre, el aficionado debe estar atento a la Fiesta de la Bulería de Jerez, que cierra simbólicamente el ciclo.

Entre supervivientes, renacidos y los de nueva creación, el número de festivales flamencos en el verano andaluz es casi incalculable y referirlos todos una empresa imposible. A pesar de que existen agendas como la del Centro Andaluz de Flamenco, (www.caf.cica.es) siempre faltará alguno que el aficionado puede que encuentre próximo a su lugar de veraneo. Sólo cabe un consejo: preste atención y prográmese, porque siempre habrá cerca una cita que puede ser de interés.