Cartas al director

Propuesta para la nueva asignatura

Soy una de las pocas personas que se opone rotundamente a la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía por razones muy distintas de las esgrimidas por la beligerante jerarquía de la Iglesia Católica. Como no soy obispo ni intelectual mediático, sino tan sólo un profesor de Filosofía que enseña en institutos públicos desde hace dieciocho años, no creo que mis opiniones y argumentos acerca de esta cuestión le importen a nadie. Así que únicamente quisiera proponer a los compañeros que nos veamos obligados a impartir esta presunta materia de una ridícula hora lectiva que no rec...

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Soy una de las pocas personas que se opone rotundamente a la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía por razones muy distintas de las esgrimidas por la beligerante jerarquía de la Iglesia Católica. Como no soy obispo ni intelectual mediático, sino tan sólo un profesor de Filosofía que enseña en institutos públicos desde hace dieciocho años, no creo que mis opiniones y argumentos acerca de esta cuestión le importen a nadie. Así que únicamente quisiera proponer a los compañeros que nos veamos obligados a impartir esta presunta materia de una ridícula hora lectiva que no recurramos a ningún libro de texto, sino que, en la medida de lo posible, ofrezcamos una introducción a la Ética y a la Filosofía Política basada en los textos fundamentales de pensadores clásicos, así como en documentos históricos de reconocido interés. También pueden ser muy conveniente para abordar ciertos temas la lectura y el comentario de textos literarios.

Sólo así los alumnos podrán aprender a pensar por sí mismos en diálogo con la tradición de la que somos herederos en vez de tener que estudiar las opiniones de los autores de los libros de texto respecto de los contenidos del lamentable temario. Es cierto que en algunos niveles esta tarea nos exigirá un enorme esfuerzo didáctico, pero merece la pena realizarlo tanto por el bien de nuestros alumnos como para poder seguir ejerciendo con honradez nuestra hermosa profesión.

No debemos permitir que el alumnado se vea perjudicado por las mezquinas luchas ideológicas, los enfrentamientos gremiales y los encubiertos intereses económicos que están destrozando la educación en nuestro país. Quizás algún día regrese a ella la cordura. Mientras tanto, resistamos enseñando. ¡Ánimo.

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