Luto en Utrera por David Portas

La localidad sevillana entierra al soldado muerto en Líbano

A hombros de sus compañeros, con honores y rodeado de su familia y amigos. Así despidió ayer la localidad de Utrera al joven soldado Manuel David Portas, de 20 años, que murió en el sur de Líbano el pasado domingo tras una explosión al paso del vehículo en que viajaba.

Le faltaban pocas semanas para cumplir su misión y volver a casa. Carlos Amigo, cardenal de Sevilla, aceptó oficiar la ceremonia el día anterior y durante la misa elogió la labor de David: "O servimos para servir o no servimos para nada".

La comitiva fúnebre llegó poco antes de las 9.00 a la capilla de San José, do...

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A hombros de sus compañeros, con honores y rodeado de su familia y amigos. Así despidió ayer la localidad de Utrera al joven soldado Manuel David Portas, de 20 años, que murió en el sur de Líbano el pasado domingo tras una explosión al paso del vehículo en que viajaba.

Le faltaban pocas semanas para cumplir su misión y volver a casa. Carlos Amigo, cardenal de Sevilla, aceptó oficiar la ceremonia el día anterior y durante la misa elogió la labor de David: "O servimos para servir o no servimos para nada".

La comitiva fúnebre llegó poco antes de las 9.00 a la capilla de San José, donde esperaban cientos de personas que le recibieron con aplausos. El ataúd entró en el templo cubierto por la bandera de España y acompañado de la marcha fúnebre y de miembros de la brigada de paracaidistas a la que pertenecía David.

Uno de sus amigos más cercanos, que acompañó al cuerpo desde Líbano, donde está destinado, caminaba con la familia, rota de dolor y cansada por los kilómetros recorridos en los dos últimos días. Su madre, como en días anteriores no separaba la foto de su hijo del pecho.

Salvas de honor

En el cementerio, muchos jóvenes mostraban su dolor por la muerte de su amigo y arropaban a la familia de David. Muy pocos reprimían las lágrimas y, como homenaje, alguno llevaba la camiseta de los paracaidistas.

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El momento más emotivo fue tras las salvas de honor realizadas por miembros del Ejército de Tierra, dos fuertes descargas de disparos que se unieron a los gritos de dolor. Eran los únicos sonidos que rompieron el solemne silencio. Después, los propios compañeros de David cargaron con el ataúd y lo introdujeron en el nicho. Su madre besó la bandera y su padre dejó deslizar al interior una cadena con una cruz.

También entre los uniformes había lágrimas. Militares tan jóvenes como David. Eran muchos los que lloraban mientras corrían a recoger las decenas de coronas de flores recibidas, que depositaron frente al nicho. Entre ellas, la del Sevilla, el equipo de fútbol del que David era seguidor.

Aunque David había crecido en Sevilla, el acto se celebró en Utrera, de donde era su madre y aún vive la mayoría de sus tíos. David Portas ingresó en el Ejército hace dos años. Se formó en la Brigada de Paracaidistas en Alcantarilla (Murcia) y la del Líbano era su primera misión.

Al funeral acudieron representantes de las Fuerzas Armadas, encabezados por el teniente general Pedro Pitarch, jefe de la Fuerza Terrestre, así como numerosos cargos públicos.

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