AL VOLANTE

Dinamismo y economía

El nuevo Sebring es un coche de diseño original con un toque deportivo que se refleja en la línea, casi de cupé, y en el interior, con una posición de conducción baja y un asiento del conductor con reglajes eléctricos (acabado Limited). Le faltan detalles habituales en las versiones superiores de los coches europeos de su tamaño, como los sensores de lluvia, faros y ayuda al aparcamiento, que no se ofrecen ni como opción. Pero el escalonamiento del cambio y los reglajes de suspensión están adaptados a los gustos de aquí, e incluye un sistema de seguridad que impide arrancar el coche si no se m...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El nuevo Sebring es un coche de diseño original con un toque deportivo que se refleja en la línea, casi de cupé, y en el interior, con una posición de conducción baja y un asiento del conductor con reglajes eléctricos (acabado Limited). Le faltan detalles habituales en las versiones superiores de los coches europeos de su tamaño, como los sensores de lluvia, faros y ayuda al aparcamiento, que no se ofrecen ni como opción. Pero el escalonamiento del cambio y los reglajes de suspensión están adaptados a los gustos de aquí, e incluye un sistema de seguridad que impide arrancar el coche si no se mantiene pisado el embrague.

Motor turbodiésel de VW

Más información

El Sebring monta el conocido motor 2.0 TDi de VW en versión de 140 CV y con un cambio manual de seis marchas bien escalonado y de desarrollos algo cortos que priman el brío. Esta mecánica mueve el coche con soltura, en parte porque tiene un peso ajustado para su tamaño (1.635 kilos), y ofrece unas prestaciones correctas en todos los trazados. Mantiene buenos ritmos de crucero, no exige reducir en las subidas, incluso si se va cargado, y adelanta con suficiente brío. Sólo se echa de menos una reacción más instantánea al acelerador, porque tarda en responder y exige atención en los adelantamientos. Pero se recupera bien, tiene fuerza entre 2.000 y 4.000 revoluciones y es suficientemente elástico para circular en ciudad sin reducir a menudo.

En cambio, el motor se oye demasiado, tanto al ralentí como cuando se circula en marchas cortas, lo que denota una insonorización mejorable. Y el tacto de los mandos y sobre todo la mecánica es más áspero y menos suave de lo normal en coches de esta categoría. En contrapartida, tiene un consumo muy bajo para lo que se espera de un coche americano, sobre todo con el tamaño de éste. Apenas gasta seis litros en conducción tranquila, sube a siete si se estiran más las marchas, y sólo pasa de ocho en tráfico urbano denso.

Estable y seguro

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

La mejora en la rigidez de la carrocería respecto al anterior Sebring y las nuevas suspensiones traseras independientes permiten ofrecer un comportamiento dinámico acorde a los gustos europeos. Los reglajes presentan un buen equilibrio entre estabilidad y confort, y no muestran la flacidez habitual hasta hace poco en modelos norteamericanos. Este Chrysler se conduce fácilmente como cualquier berlina europea y ofrece una buena estabilidad y aplomo en trazados rápidos, una respuesta ágil y precisa en zonas viradas, y balanceos laterales comedidos que no penalizan el confort. Sólo acusa el tamaño en trazados estrechos y con piso deteriorado.

Los frenos y el ABS son también correctos, pero lo mejor es que tiene un equipo de seguridad muy completo, con seis airbags, ESP y hasta sensor de presión de ruedas en toda la gama, un detalle importante y poco habitual.

Archivado En