Un líder antisirio y otras nueve personas mueren en un atentado en Beirut

Fatah al Islam resiste la ofensiva del Ejército libanés en un campo de refugiados del norte

La mano negra que asfixia Líbano volvió ayer a cebarse en una zona de recreo de Beirut, donde un atentado acabó con la vida del diputado Walid Eido, miembro del gobernante Movimiento Futuro que encabeza Saad Hariri, el hijo del también asesinado ex primer ministro Rafik Hariri. La explosión mató a otras nueve personas, incluido un hijo del político. Con Eido son ya siete los libaneses antisirios asesinados durante los dos últimos años.

Once personas fueron hospitalizas, pero en las inmediaciones del atentado podían verse a otras que estaban ensangrentadas y heridas con numerosos cortes ...

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La mano negra que asfixia Líbano volvió ayer a cebarse en una zona de recreo de Beirut, donde un atentado acabó con la vida del diputado Walid Eido, miembro del gobernante Movimiento Futuro que encabeza Saad Hariri, el hijo del también asesinado ex primer ministro Rafik Hariri. La explosión mató a otras nueve personas, incluido un hijo del político. Con Eido son ya siete los libaneses antisirios asesinados durante los dos últimos años.

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Once personas fueron hospitalizas, pero en las inmediaciones del atentado podían verse a otras que estaban ensangrentadas y heridas con numerosos cortes producidos al reventar, por la potente explosión, los cristales de puertas y ventanas de la zona. Eido, un ex magistrado de 65 años que presidía la Comisión Parlamentaria de Defensa e Interior, acudía a diario a bañarse a esa zona del litoral de la capital, en la que se encuentran varios clubes selectos, incluido uno militar. Además, hay un pequeño parque de atracciones que también resultó dañado.

La potente explosión afectó a los hoteles y restaurantes cercanos. No se ha confirmado la detención de un hombre que se encontraba en la octava planta de un edificio en obras desde la que se podía ver la salida de Eido del Sporting Club y supuestamente activar la bomba que le mató en el acto, al igual que a su hijo Jaled. Ambos quedaron irreconocibles. Los dos guardaespaldas salieron despedidos del coche.

De momento no se sabe quiénes son los otros seis fallecidos porque sus cuerpos también quedaron totalmente desfigurados. La deflagración se escuchó en todo Beirut y una columna de humo negro se elevó al cielo, pero en pocos minutos los bomberos apagaron el fuego desatado que afectó a otros coches estacionados en ese aparcamiento al aire libre. Algunos de los muchos libaneses que se precipitaron hacia la zona del atentado gritaron consignas antisirias. Eido era un suní que durante la guerra civil (1975-1990) militó en las milicias suníes, y esa parte de Beirut está habitada por miembros de esa corriente musulmana.

El atentado se produce en un momento de grave desestabilización del país, mientras persisten los combates entre el Ejército y los extremistas de Fatah al Islam, en el campo de refugiados palestinos de Naher el Bared, en el extremo noroccidental del Líbano, a escasos kilómetros de Siria.

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Precisamente ayer, un portavoz de ese grupo dijo en una entrevista telefónica con el diario Asharq Alawsat desde el interior del campo, que como el Ejército no levante el cerco que mantiene desde el 20 de mayo, atacarán a los políticos libaneses, empezando por el primer ministro, Fuad Siniora. El portavoz, que indicó que el súbdito saudí Shahin Shahin se ha hecho cargo del liderazgo de Fatah al Islam al desaparecer su fundador, Shaker Absi, amenazó a la clase dirigente libanesa con el uso de motocicletas bomba y explosivos.

Saad Hariri, en una entrevista con EL PAÍS el domingo pasado, aseguró que Fatah al Islam está conectado con los servicios de inteligencia sirios, y responsabilizó directamente al régimen de Bachar el Asad del asesinato de su padre.

Un soldado libanés vigila la zona en la que se produjo ayer un atentado con bomba, en el sector de Manara.AP

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