El CSIC atribuye al cambio climático la aparición en Portosín un pez tropical

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Oceanográfico relacionan con "el cambio climático" el hallazgo en la costa coruñesa de un ejemplar de anjova, un pez que nunca se había visto aquí, ya que su hábitat natural son los mares tropicales y subtropicales.

Así se lo explicaron los científicos a dos vecinos de Portosín que capturaron hace una semana con un fusil de pesca una anjova. El hallazgo se produjo cuando Pablo Oliver y su amigo Juan Insua paseaban por los pantalanes del Club Náutico. "Juan vio un bicho raro que no conocíamos, y eso que él fue marin...

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Oceanográfico relacionan con "el cambio climático" el hallazgo en la costa coruñesa de un ejemplar de anjova, un pez que nunca se había visto aquí, ya que su hábitat natural son los mares tropicales y subtropicales.

Así se lo explicaron los científicos a dos vecinos de Portosín que capturaron hace una semana con un fusil de pesca una anjova. El hallazgo se produjo cuando Pablo Oliver y su amigo Juan Insua paseaban por los pantalanes del Club Náutico. "Juan vio un bicho raro que no conocíamos, y eso que él fue marinero", explicó Oliver a Europa Press Televisión.

Pensaron que se trataba de un pez limón, pero "después, un compañero que hace pesca submarina en Cabo Verde comentó que era una anjova", una especie que los marineros de la zona "desconocían", pero que se puede ver por aguas del Mediterráneo y el mar Negro, la costa africana y el Atlántico occidental, desde Estados Unidos a Brasil.Oliver contactó con el CSIC y el Oceanográfico para informarles del hallazgo y conocer las causas de la aparición. "Me comentaban que era la primera vez que tenían noticias de una anjova en aguas tan frías", explicó.

Insua explicó que "la anjova es una especie peligrosa", un "depredador nato", y que sospecha que "posiblemente haya más" por la costa gallega, ya que suele desplazarse en grupo. "Le llaman lobo de mar porque aunque esté saciado suele acabar con bancos enteros de sardina o de jurel, por el simple hecho de matar", expuso Oliver. La anjova de Portosín pesaba cuatro kilos y medía 75 centímetros. Aunque se trata de una especie que puede medir metro y medio y pesar doce kilos.

El futuro de este ejemplar, que los dos amigos ya habían limpiado "para comerlo", será ahora "el museo de ciencias naturales", ya que se lo han reclamado.

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