Cartas al director

Crisis del profesorado

Recientemente se ha celebrado en los institutos de enseñanza secundaria la elección para cubrir el puesto de director. El procedimiento del proceso se ha realizado siguiendo la nueva normativa que, al margen de controversias partidistas y teniendo sólo en cuenta consideraciones profesionales, desde nuestro punto de vista, agudiza el deterioro del sistema educativo.

La elección del cargo de director se realiza ahora en el seno de una comisión constituida de la siguiente manera: tres profesores elegidos por el claustro, tres representantes del consejo escolar que no sean profesores y un i...

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Recientemente se ha celebrado en los institutos de enseñanza secundaria la elección para cubrir el puesto de director. El procedimiento del proceso se ha realizado siguiendo la nueva normativa que, al margen de controversias partidistas y teniendo sólo en cuenta consideraciones profesionales, desde nuestro punto de vista, agudiza el deterioro del sistema educativo.

La elección del cargo de director se realiza ahora en el seno de una comisión constituida de la siguiente manera: tres profesores elegidos por el claustro, tres representantes del consejo escolar que no sean profesores y un inspector. Tal procedimiento de elección ha situado en la dirección de nuestro centro a una persona en contra de la voluntad, manifestada con su voto, de la mayoría del profesorado (75%). Consideramos que un instituto no puede funcionar sin la implicación del profesorado, pues a ellos corresponden las tareas educativas que en los centros se realizan, ellos son los que día a día experimentan lo que ocurre en las aulas, fuera de ellas y en los diversos órganos del centro.

Cuando el procedimiento de elección permite que salga elegido un director con el que la mayoría del claustro no está de acuerdo, algo no funciona bien en ese procedimiento. El fallo estriba en que este nuevo sistema de elección profundiza en la tendencia que, desde diferentes frentes, quita autoridad al profesorado, en este caso a favor de otros estamentos del centro. La pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿quién tiene, en mayor medida que ningún otro sector, la responsabilidad de las tareas educativas en los centros?

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En fin, pensamos que la sociedad se mueve en una contradicción: por un lado pide que el sistema educativo cumpla cada vez funciones más amplias y, por otro, se mueve en la dirección de desautorizar una y otra vez a los profesores. Este procedimiento de elección del cargo de director no hace más que agravar la crisis profunda del profesorado, que cualquiera que ejerza de verdad la profesión de educador puede constatar.

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