Reportaje:

La vía valenciana del Camino

El Camí de Llevant ha convertido esta ruta a Compostela en la tercera más transitada

Hay muchos caminos que conducen a Santiago. El más transitado es el que parte de Roncesvalles. Es tan popular que se masifica cuando llega el buen tiempo. No son extrañas las discusiones entre peregrinos por una litera, ni los autobuses que enmascaran el peregrinaje. Suele ser, también, el escogido para echar a andar por primera vez hacia la catedral de Santiago que, según dicen, alberga los restos del apóstol. Todo ello ha contribuido a buscar vías alternativas y ha insuflado vida al apenas conocido Camí de Llevant, por ejemplo.

Nace en Valencia y pasa por Albacete, Toledo, Ávil...

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Hay muchos caminos que conducen a Santiago. El más transitado es el que parte de Roncesvalles. Es tan popular que se masifica cuando llega el buen tiempo. No son extrañas las discusiones entre peregrinos por una litera, ni los autobuses que enmascaran el peregrinaje. Suele ser, también, el escogido para echar a andar por primera vez hacia la catedral de Santiago que, según dicen, alberga los restos del apóstol. Todo ello ha contribuido a buscar vías alternativas y ha insuflado vida al apenas conocido Camí de Llevant, por ejemplo.

Nace en Valencia y pasa por Albacete, Toledo, Ávila, Zamora y Ourense, hasta detenerse en Santiago de Compostela. Pero no concluye aquí: sigue hasta Finisterre. "Como en la Edad Media, que los peregrinos llegaban hasta donde se pensaba que se hallaba el fin del mundo", explica Amparo Sánchez, representante de la Asociación Amigos del Camino de Santiago de la Comunidad Valenciana.

La nueva ruta del Quijote se interna en el Camino y aprovecha las flechas amarillas

Ella ha cubierto andando en 41 días la distancia de unos 1.100 kilómetros del Camí de Llevant. Ahora lo hace en coche con el fin de organizar y ultimar la colocación de postes y tablas indicativas a lo largo de la ruta, sólo señalizada con flechas amarillas. Es un trabajo arduo. Se ha de hablar con los ayuntamientos, pedir colaboración para plantar los jalones bien hondos, además de negociar una infraestructura para el peregrino. La Xunta y diversas instituciones valencianas colaboran en el proyecto.

La asociación valenciana no para. Es una de las más activas de las 36 asociaciones que integran la federación española de amigos del Camino de Santiago. "En nuestra asociación hay gente de todo tipo. De todo hay en la viña del Señor, que se dice. No hace falta ser religioso para pertenecer a ella. Puedes ser sólo aficionado al senderismo y a la historia. Hay otras asociaciones demasiado místicas e incluso fundamentalistas, a mi entender", comenta Amparo, enfermera prejubilada y filóloga de aspecto fibroso y tostada por el sol a causa de sus largas caminatas.

Recientemente, la entidad valenciana organizó en el Colegio Rector Peset de Valencia la semana cultural Un camino sin fronteras, que incluía conferencias sobre aspectos diversos y una actuación del grupo de música antigua Resonet.

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En una de las charlas, el periodista y escritor Jesús Callejo esbozó un curioso paralelismo entre el juego de la oca y el Camino de Santiago. El objetivo en ambos casos es llegar al final superando una serie de trabas. En el juego, hay casillas que te ayudan a avanzar posiciones y otras que te retienen; como en el Camino de Santiago, que es un camino de superación personal. Se dice que el juego de la oca fue inventado por los guerreros griegos, aburridos en su asedio a Troya. Otras apuntan a un origen alemán e incluso templario. Fuera como fuera, el juego se extendió durante la Edad Media, el período fundador del Camino de Santiago y de Europa, a cuya creación contribuyeron los peregrinos, según apuntan los historiadores.

Ya en el siglo XIII, el gran escritor Dante Alighieri consideraba en sentido estricto peregrinos "a quienes van a Santiago o de allí vienen". Roma y Jerusalén, los otros centros de la cristiandad -visitare locasacra-, guardaban otras connotaciones más directas: el poder del Vaticano, las cruzadas...

De modo que eran muchos los peregrinos que partían desde Valencia en la Edad Media. Muchos atracaban en la ciudad procedentes de Nápoles y Sicilia, de Baleares, de todo el sur mediterráneo para visitar Santiago. Recorrían el Camí de Llevant, que aprovechaba una parte de la Vía Augusta romana.

Entonces, obviamente, no se encontraban con los polígonos industriales y el asfalto de la salida de Valencia, un infierno que se ha de superar para internarse de lleno en la naturaleza. También ahora la ruta valenciana se superpone y se cruza con otras. De hecho, la nueva y literaria Ruta del Quijote sigue una parte del trazado de las flechas amarillas del Camí de Llevant. "No pasa nada. Así se aprovecha mejor nuestro trabajo", comenta Amparo. Hay otras iniciativas encaminadas a revitalizar económicamente el interior a través de estas vías histórico-turísticas, como el Camino de San Vicente Mártir o la Ruta del Cid.

El Camí de Llevant ya se ha convertido en el tercer trazado más utilizado del Camino de Santiago, tras el Francés y el Portugués, según se apunta desde la asociación valenciana. La entidad, integrada por unos 220 miembros, repartió 4.600 credenciales de peregrino el pasado año. Nació hace 20 años de la mano de un grupo de trabajadoras sanitarias. El objetivo no ha variado: dar a conocer el Camino. "Que es también", añade Amparo, "un camino de iniciación: para conocerse a uno mismo, para vivir en contacto con la naturaleza, para liberarte del agobio de la ciudad, para desprenderte de lo accesorio, para trabar amistades duraderas, para ejercitar tu cuerpo y tu espíritu... ".

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