El zen fotográfico

Contrariamente a los "espectaculares" fotógrafos protagonistas de la actual museografía -a quienes no les debemos suponer ningún dominio del lenguaje, y todavía menos la capacidad de representación-, el trabajo del alemán Jochen Lempert posee una intuición extraordinaria a la hora de calibrar el medio, lo que le permite cuestionar los criterios de búsqueda de la realidad y modelos del mundo. Para él la superficie física es una preparación de la superficie metafísica, la prefiguración de la organización de las estructuras objetivas. En su tercera exposición en la galería ProjecteSD, Lempert esc...

Contrariamente a los "espectaculares" fotógrafos protagonistas de la actual museografía -a quienes no les debemos suponer ningún dominio del lenguaje, y todavía menos la capacidad de representación-, el trabajo del alemán Jochen Lempert posee una intuición extraordinaria a la hora de calibrar el medio, lo que le permite cuestionar los criterios de búsqueda de la realidad y modelos del mundo. Para él la superficie física es una preparación de la superficie metafísica, la prefiguración de la organización de las estructuras objetivas. En su tercera exposición en la galería ProjecteSD, Lempert escoge el título Cis-trans, un término científico que se refiere a la configuración de lo que está más próximo o más alejado de un punto de vista específico. El mundo animal, con sus cuerpos, sombras o simples rastros, le sirve de campo de pruebas para analizar su génesis dinámica en diversos formatos, donde la equivocidad y la analogía vencen a la ironía en su propio terreno. En series como Spinnfaden (Tela de araña, 2006-1007), un frágil hilo curvilíneo es descubierto entre una maraña de hojas. En Pour la forme (2007), un núcleo de vida animal renuncia a cualquier proyección formal. Otras fotografías muestran una vista aérea del mar donde animales luminescentes se dibujan en extensas líneas blancas, se combinan con un fotograma de un ácaro, una medusa o un pájaro volando. Para Lempert, el vacío, las significaciones abolidas y las designaciones perdidas en fotografía -el zen- son el espacio del sentido, allí donde sólo la forma tiene lugar.