Crítica:

Insubordinación

Pequeño y agitado libro, apasionado autor y apasionados traductores para meterse de cabeza en la furia lógica y nada delirante de un escritor maduro, Antonio Moresco (Mantua, Italia, 1947), dispuesto a salir del armario de la discreta disidencia y entrar en la arena del combate abierto y razonado contra algunas beatísimas y a menudo falsas devociones posmodernas o simplemente modernas: no son sus enemigos Italo Calvino ni Jorge Luis Borges, no lo son tampoco Brecht, Beckett o Pasolini. Son sus interlocutores en una charla imposible, son sus diablos de lujo para hacerle expresar la urgencia de ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Pequeño y agitado libro, apasionado autor y apasionados traductores para meterse de cabeza en la furia lógica y nada delirante de un escritor maduro, Antonio Moresco (Mantua, Italia, 1947), dispuesto a salir del armario de la discreta disidencia y entrar en la arena del combate abierto y razonado contra algunas beatísimas y a menudo falsas devociones posmodernas o simplemente modernas: no son sus enemigos Italo Calvino ni Jorge Luis Borges, no lo son tampoco Brecht, Beckett o Pasolini. Son sus interlocutores en una charla imposible, son sus diablos de lujo para hacerle expresar la urgencia de una literatura con un estallido de verdad distinto y menos aséptico, más urgente de formas y modos y también más depurado de simbolismos elegantes para capturar una angustia muy neurótica, poco apta para redes sutiles, más cruda y cenagosa.

EL VOLCÁN. Escritos críticos y visionarios

Antonio Moresco

Traducción de Piero Dal Bon y Albert Fuentes

Melusina. Madrid, 2007

158 páginas. 10 euros

Alguna de estas páginas

encendidas y radicales de tono y de actitud de Moresco, residente en Milán, evocan a nuestro Miguel Sánchez-Ostiz en sus diarios más sublevados, porque, como él, piensa más claro y sensato de lo que parece entre panfleto y panfleto, entre exabrupto de diario y perplejidad anotada sin pereza sino con puro y lúcido orgullo: "Dicen los deslenguados que en estos años no ha existido una ideología fuerte y que el pensamiento débil, liberado, ha ocupado el lugar de las ideologías, pero no es cierto. Existía una ideología fuerte: ¡la de Walt Disney!". Esto lo firmaría como mínimo otro de los nuestros, Rafael Sánchez Ferlosio, aliado posible de este italiano que habla a caballo de una quimera insubordinada y a cambio sabe también registrar, en los dos últimos textos, la minucia seca y fascinada, replicante y cautiva de Beckett: "No podemos prescindir de ti. Sólo podemos prescindir de ti. Seguiremos adelante contigo, sin ti".

Sobre la firma

Archivado En