Reportaje:

Una caverna de 13 plantas

Los vecinos de un bloque de Málaga viven en deficientes condiciones higiénicas y desde hace 20 días no tienen luz

El pasado 9 de marzo un incendio arrasó el cuarto de contadores de un bloque de 13 pisos, el número 27 de la calle Cabriel, en el populoso barrio de Palma-Palmilla de Málaga. Desde entonces los vecinos se las tienen que ingeniar sin luz, y nada hace pensar que vayan a encontrar una solución a corto plazo a un nuevo problema que agrava las extremas condiciones de vida que se dan en el edifico, impropias del siglo y del mundo civilizado.

El incendio era una consecuencia lógica del mal estado de la instalación, llena de enganches ilegales, con filtraciones de agua. La compañía Sevillana En...

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El pasado 9 de marzo un incendio arrasó el cuarto de contadores de un bloque de 13 pisos, el número 27 de la calle Cabriel, en el populoso barrio de Palma-Palmilla de Málaga. Desde entonces los vecinos se las tienen que ingeniar sin luz, y nada hace pensar que vayan a encontrar una solución a corto plazo a un nuevo problema que agrava las extremas condiciones de vida que se dan en el edifico, impropias del siglo y del mundo civilizado.

El incendio era una consecuencia lógica del mal estado de la instalación, llena de enganches ilegales, con filtraciones de agua. La compañía Sevillana Endesa ha pedido a los vecinos 60.000 euros para arreglar la instalación y volver a darles suministro. Pero los vecinos no tienen dinero, porque de las 52 viviendas, sólo seis, los únicos que son propietarios legales de las casas, están dispuestos a poner dinero. En Cabriel, 27 hay a quien le interesa que cuanto peor mejor, pequeñas mafias de traficantes de droga o arrendadores en la clandestinidad a inmigrantes, que no tienen título de propiedad y que permiten que el edificio persista en condiciones infrahumanas.

"Esto es como vivir en una caverna, pero en vez de antorchas tenemos linternas", se queja Francisco Aguado, propietario legal y presidente de la asociación de vecinos Huerta La Palma.

Los dos ascensores del edificio no funcionan desde hace al menos 14 años, alguien los desmontó y los vendió por piezas. Las escaleras han perdido la pintura y la solería, están llenas de suciedad, y los pilares en el esqueleto de ladrillos. La planta 10 permanece con los escombros intactos que dejaron los bomberos tras sofocar un incendio en agosto de 2004, y en algunas plantas hay muebles y frigoríficos viejos arrumbados. Todos los cristales de las ventanas de las escaleras están rotos, algunas ventanas de los pisos, sobre todo la de los lavaderos, tapiadas, y el suelo del patio interior es un acopio de basuras.

Las administraciones no acaban de dar solución, y la actuación del Ayuntamiento se limita a proporcionar una linterna por vivienda. Hace cuatro años, como no se ponían de acuerdo para concertar un programa, la Junta y el Ayuntamiento se repartieron la rehabilitación de viviendas en la ciudad. Él consistorio se pidió La Palma, y aporta el 90% de la rehabilitación integral, y el otro 10% lo exige a las comunidades de vecinos. En Cabriel, 27, cada vecino cabe a 361 euros, pero sólo seis están dispuestos a pagar.

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