Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

El Gitanillo confirma que Trashorras llevó a los islamistas a recoger los explosivos

El Chino, Mohamed Oulad y Kounjaa se llevaron 10 mochilas de más de 20 kilos de Goma 2

El Gitanillo lo contó todo. Gabriel Montoya, de 19 años, único condenado por los atentados del 11-M a seis años de internamiento cuando era menor de edad, confirmó ayer que realizó un viaje con explosivos a Madrid por encargo de José Emilio Suárez Trashorras. Y también que el ex minero llevó al jefe operativo de la célula autora de los atentados, Jamal Ahmidan, El Chino, y a dos de sus secuaces, Abdennabi Kounjaa y Mohamed Oulad, hasta la mina Conchita, donde se apoderaron de 10 mochilas de más de 20 kilos de Goma 2, los explosivos que luego utilizaron en los trenes de la muerte....

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El Gitanillo lo contó todo. Gabriel Montoya, de 19 años, único condenado por los atentados del 11-M a seis años de internamiento cuando era menor de edad, confirmó ayer que realizó un viaje con explosivos a Madrid por encargo de José Emilio Suárez Trashorras. Y también que el ex minero llevó al jefe operativo de la célula autora de los atentados, Jamal Ahmidan, El Chino, y a dos de sus secuaces, Abdennabi Kounjaa y Mohamed Oulad, hasta la mina Conchita, donde se apoderaron de 10 mochilas de más de 20 kilos de Goma 2, los explosivos que luego utilizaron en los trenes de la muerte.

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Montoya dijo que Trashorras le ha amenazado de muerte a él y a su padre si contaba algo de lo que sabía. A pesar de ello, se mantuvo firme en sus manifestaciones anteriores en el juzgado. Pero ayer, a preguntas de la fiscal Olga Sánchez, Montoya hilvanó un relato ordenado que apuntaló la previsible condena del ex minero. Así, el Gitanillo dijo que, en febrero de 2004, acompañó a Trashorras a mina Conchita. Mientras el ex minero se entrevistaba con dos operarios con mono azul, él estuvo esperando en el coche. Al volver, Trashorras le comentó: "Esto está bien, esto está hecho".

Pocos días después, por la tarde, el 28 de febrero de 2004, Trashorras le fue a buscar a su casa acompañado de El Chino y otros dos marroquíes. Montoya y el ex minero fueron hasta mina Conchita en su Toyota Corolla gris y los otros, en un Volkswagen Golf negro. Una vez en la mina, El Chino y Trashorras fueron hacia el monte, mientras que los demás se quedaron esperando en la carretera. Tardaron media hora o 45 minutos en volver.

Al regresar, según relató el Gitanillo, Trashorras le decía a El Chino que no se olvidase de los clavos y los tornillos. Este extremo es importante, ya que pone de manifiesto que el ex minero sabía de las intenciones del jefe operativo de los islamistas, puesto que los clavos y tornillos se utilizan como metralla y ésta no se emplea en explotaciones mineras ni en reventar cajas fuertes o joyerías.

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Bolsas de deporte oscuras

El Gitanillo dijo que volvieron a Avilés y que él se fue a casa, y los marroquíes fueron a un hipermercado a comprar cinco grandes bolsas de deporte oscuras. Por la noche, Trashorras volvió a buscarle y le pidió que acompañase a El Chino hasta la mina para indicarle el camino. Fueron en un Ford Escort del ex minero. Los tres marroquíes subieron a la mina, mientras él se quedó esperando por si venía la Guardia Civil. Estuvieron en la mina hora y media o dos, mientras él se quedó dormido. Al bajar llevaban las grandes mochilas llenas de explosivos.

Volvieron a Avilés al garaje de Emilio, donde vaciaron las bolsas en el maletero del Toyota Corolla de Trashorras y luego regresaron de nuevo a la mina, donde volvieron a llenar las mochilas con explosivos. El Chino llamó a Trashorras porque se había perdido en la mina, pero consiguió llegar donde estaba el coche y regresar a Avilés. A mitad de camino se encontraron con Trashorras que acudía en auxilio del Chino.

De nuevo en el garaje, distribuyeron los explosivos en los maleteros del Toyota Corolla y del Golf. Eran las nueve de la mañana y mientras los marroquíes volvían a Madrid, Trashorras y él se fueron a desayunar.

Una semana después, el ex minero le encargó que viajara a Madrid a recuperar el Toyota y así lo hizo. Los marroquíes se lo entregaron en una estación de autobuses, pero poco después, cuando iba a ver a sus tíos a Toledo, tuvo un accidente y fue detenido.

El Gitanillo admitió también que por encargo de Trashorras hizo un viaje a Madrid en el que transportó una mochila con unos 10 o 15 kilos de explosivos que entregó a El Chino. Por ese viaje, Montoya aseguró que el ex minero le había pagado 1.000 euros. No era el primer pago que el Gitanillo recibía, puesto que según declaró ya le había dado con anterioridad dinero y drogas y le había proporcionado chicas.

Por si eso no fuera poco, Montoya declaró que tras los atentados Trashorras le comentó: "Menuda la que ha armado Mowgli" (nombre con el que el ex minero se refería a El Chino, por su supuesto parecido con el protagonista de El libro de la Selva).

Las declaraciones del Gitanillo no inculparon a otros procesados de la denominada trama asturiana. Por ejemplo, afirmó que hubo otros dos viajes a Madrid encargados por Trashorras, pero alegó que desconocía si los correos sabían que lo que transportaban era dinamita. Además, dijo no recordar que Iván Granados le hubiera dicho tras los atentados: "Lo han hecho los moros con esto de aquí", como había declarado anteriormente.

Por la mañana, el comisario Miguel Ángel Gamonal, de la UCII, un experto en terrorismo de ETA que participó en la detención de Trashorras, declaró que no se han detectado contactos entre la organización terrorista vasca y los islamistas. "Las organizaciones terroristas son bastante herméticas, y tiene mucho cuidado con tener relaciones con cualquier otra organización. Otra cosa es que a nivel de superestructura o a nivel personal tengan contactos, pero no operativos", concluyó el agente.

El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, se dirige a uno de los testigos ayer por la mañana.EFE / TVE

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