Pocos vehículos de patrullaje y excesiva carga de trabajo

Uno de los problemas con los que se encontrarán en Madrid los nuevos agentes del Cuerpo Nacional de Policía es que muchos tendrán que patrullar a pie o que tardarán hasta una hora en acudir a algunas emergencias que les entre por al emisora.

La situación se ha agravado en las últimas semanas, ya que bastantes comisarías de la capital carecen de vehículos, tanto de patrullaje como camuflados.

Ese caso se ha repetido en más de una ocasión en comisarías con una gran carga de trabajo y un peso importante en la seguridad de la región. El secretario general de la Unión Federal de Polic...

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Uno de los problemas con los que se encontrarán en Madrid los nuevos agentes del Cuerpo Nacional de Policía es que muchos tendrán que patrullar a pie o que tardarán hasta una hora en acudir a algunas emergencias que les entre por al emisora.

La situación se ha agravado en las últimas semanas, ya que bastantes comisarías de la capital carecen de vehículos, tanto de patrullaje como camuflados.

Ese caso se ha repetido en más de una ocasión en comisarías con una gran carga de trabajo y un peso importante en la seguridad de la región. El secretario general de la Unión Federal de Policía (UFP), José Canales, enumera de carrerilla casos como Alcalá de Henares, Carabanchel, Latina y Puente de Vallecas, entre otros. "Los coches que tienen estas comisarías no funcionan. Tienen ya cerca de cuatro años, en algunos casos hasta cinco, y han recorrido miles de kilómetros. Los coches están funcionando las 24 horas y en condiciones no muy favorables", añade Canales.

Pero la situación no es nueva. Móstoles, la segunda población más grande de la región tras la capital, se quedó con sólo dos coches patrulla. A las averías de la mayoría de la flota se unió la grabación de una serie de televisión. La Dirección General de la Policía le cedió un vehículo y muchos agentes tuvieron que hacer el servicio a pie.

También se une el hecho de que lo cogen diversas manos y cada una tiene una forma muy distinta de conducir. Eso se traduce en averías en el embrague, problemas en los frenos y que el habitáculo de los coches esté completamente destrozado. En más de una comisaría, aseguran los sindicatos, les han tenido que poner trozos de tela y remiendos porque los asientos estaban destrozados por el uso continuado.

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