El otro lado de La Faraona

Miguel Hermoso lleva al cine la vida de Lola Flores, protagonizada por Gala Évora

Llevar al cine la vida de un cantante es siempre una empresa delicada. Más aún si el personaje forma parte de la iconografía social de tres generaciones, al margen de gustos o aficiones personales. Acaso por ello, el director de cine Miguel Hermoso (Granada, 1942) se pensara durante cuatro meses si aceptar el encargo de recrear la vida de Lola Flores.

Finalmente, en septiembre de 2005, dijo sí. Pero puso dos condiciones: que no fuera una mera narración de los triunfos profesionales de la cantante y bailaora y que la actriz que la interpretara fuera desconocida. Los productores (Prodigiu...

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Llevar al cine la vida de un cantante es siempre una empresa delicada. Más aún si el personaje forma parte de la iconografía social de tres generaciones, al margen de gustos o aficiones personales. Acaso por ello, el director de cine Miguel Hermoso (Granada, 1942) se pensara durante cuatro meses si aceptar el encargo de recrear la vida de Lola Flores.

El director organizó un pase para las hijas de la folclórica. Se salieron a mitad de la cinta
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Finalmente, en septiembre de 2005, dijo sí. Pero puso dos condiciones: que no fuera una mera narración de los triunfos profesionales de la cantante y bailaora y que la actriz que la interpretara fuera desconocida. Los productores (Prodigius Audiovisual y Ensueño Films) las admitieron y así se puso en marcha Lola. La película, "basada en vivencias personales" de La Faraona, como la describe Hermoso, y que se estrenará hoy, fuera de concurso, en la primera jornada del Festival de Málaga.

La acción comienza en 1935, en Jerez de la Frontera, con una Lola Flores (aún Lolita) de ocho años, que decide ser bailaora tras quedar impresionada por el baile flamenco en una barriada gitana. El rápido recorrido por la adolescencia de la artista acaba con su salto a Madrid, a los 19 años. A partir de entonces, el guión del filme, que lleva la firma de Antonio Onetti (autor también del de El Lobo, la historia de un infiltrado en la cúpula de ETA, del realizador Miguel Courtois), engarza la trama a través de los sucesivos amoríos y desamoríos de Lola Flores.

El guitarrista Joaquín Heredia, el anticuario Adolfo Arenzana -cuyo apoyo financiero permitió a Lola Flores crear su propia compañía con Manolo Caracol, su relación más tormentosa-, el torero Rafael Torres y el defensa del FC Barcelona Gustavo Biosca marcan los hitos de un periplo sentimental que culmina con la boda de Lola Flores con Antonio González, El Pescaílla, y el nacimiento de su primogénita, Lolita, en 1958. "Mi idea era que los espectadores estaban interesados en saber el precio que había tenido que pagar Lola Flores por llegar donde llegó", dice Hermoso. "Sobre todo cómo fueron sus comienzos y cómo un personaje público esconde un personaje privado con muchos momentos dramáticos", añade.

Asegura que la película va a ser "reveladora" y que todos los pasajes que se relatan están documentados en las biografías que guionista y director han manejado; entre otras, la del periodista Tico Medina. Hermoso lamenta, sin embargo, no haber contado con la colaboración de las hijas de la folclórica, Lolita y Rosario (su hermano, el también cantante Antonio Flores, falleció en 1995). Sólo mantuvo dos entrevistas con Rosario. Ninguna con Lolita.

Hermoso, que dirigió a Lola Flores en su película Truhanes (1983), llegó a proponer a Pedro Lazaga, marido de Rosario, como ayudante de producción de la película. Tras aceptar en un primer momento, al final decidió declinar el ofrecimiento. "Entiendo perfectamente su preocupación. Si hicieran una película sobre mi madre, yo también me preocuparía", dice el director, que el pasado diciembre organizó un pase para las hijas de la cantante. Se salieron a mitad de la cinta. "Desconozco las razones, pero puedo intuir que determinados episodios de la vida de Lola, a ellas, como hijas suyas, les fueran ingratos de ver", señala Hermoso.

Más suerte tuvo a la hora de encontrar a la protagonista, Gala Évora (Sanlúcar, 1983), que apareció "como por arte de magia". Hermoso rechazó las súplicas de "grandes nombres del cine español" para encarnar a la artista flamenca y organizó una multitudinaria selección de actores en Andalucía -era obligado hablar con genuino acento-, al que se sometieron centenares de aspirantes. Ya se había elegido a la terna de finalistas cuando Évora, en el último momento, se coló en la competición y se llevó la palma. Nunca había estudiado interpretación y su único roce con el cine había sido un pequeño papel en El día que nací yo, película protagonizada por Isabel Pantoja. Curtida estaba, eso sí, en el cante y en el baile. Había hecho los coros a Camarón de la Isla y a Carmen Linares, entre otros grandes cantaores. Pero, para el gran público, fue una de las vocalistas del grupo de flamenco-pop Papá Levante, que en 2000 logró convertir su Me pongo colorada en canción del verano.

Évora se empapó de las biografías de Lola Flores, devoró programas de televisión sobre la folclórica y estudió a conciencia más de una veintena de películas de La Faraona. Preparó los bailes con Cristina Hoyos, que se ocupó de las coreografías. Pena, penita, pena, interpretada por Lola Flores en 1953, fue una de las principales fuentes de inspiración de los números de baile, "pero ninguno es una copia exacta".

No estaba previsto que interpretara las canciones de Lola Flores en la película. Pero se empeñó. "Me sentía tan involucrada en el proyecto y lo hacía con tanto cariño y tanta admiración que quise meterme también con ello". No fue una tarea sencillísima, puesto que supuso adaptar las canciones al registro de voz de Évora y cantarlas "como se canta ahora, porque antiguamente se hacía de otra forma".

El metraje dio para una miniserie de televisión de dos capítulos de hora y media, cuyo resumen es el filme que se estrenará en las pantallas comerciales el próximo día 14. Hermoso recorre las dos décadas más tristes de la historia reciente española. Años en los que toreros, folclóricas y futbolistas encarnaban un glamour de corte patriótico en la España miserable de la posguerra. Sin embargo, el realizador evita ahondar en la realidad política de los años cuarenta y cincuenta y obvia la proximidad al régimen franquista de la que siempre se acusó a la folclórica.

Una decisión consciente, pero no desmotivada. "Me niego a juzgar a las personas del mundo artístico que en un contexto tan tremendo como era la España de los años cincuenta se pudieron acercar o pudo parecer que estaban cercanas al medio político. Es muy fácil decir ahora: 'Es que Lola actuó en El Pardo'. Bien. Si nos llama a nosotros el presidente del Gobierno a una recepción en La Moncloa, ¿quién diría que no va?".

Gala Évora y Miguel Hermoso.RICARDO GUTIÉRREZ
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