"Una tortura que no merece nadie"

Las denuncias del PP por el caso De Juana Chaos contrastan con las decisiones de los Gobiernos de José María Aznar para mejorar la situación penitenciaria de etarras. Los medios de comunicación que apoyaron esas decisiones, como El Mundo, defendieron en su día medidas humanitarias para terroristas de los GRAPO en huelga de hambre, una posición que contrasta con la actual. El blog Escolar.net recogía ayer, por ejemplo, el editorial de El Mundo de 31 de mayo de 1990:

"La doliente imagen del GRAPO Fernando Fernández, convertido en despojo humano (...) ocu...

Las denuncias del PP por el caso De Juana Chaos contrastan con las decisiones de los Gobiernos de José María Aznar para mejorar la situación penitenciaria de etarras. Los medios de comunicación que apoyaron esas decisiones, como El Mundo, defendieron en su día medidas humanitarias para terroristas de los GRAPO en huelga de hambre, una posición que contrasta con la actual. El blog Escolar.net recogía ayer, por ejemplo, el editorial de El Mundo de 31 de mayo de 1990:

"La doliente imagen del GRAPO Fernando Fernández, convertido en despojo humano (...) ocupa hoy un sitio destacado en la portada de El Mundo. (...) Pero la imagen pretende ser un toque de atención a la conciencia del Gobierno, pasivo ante el tremendo problema y esquivo a la hora de asumir responsabilidades. (...) Una forma de tortura que no merece ni Fernando Fernández ni ninguna otra persona, independientemente de los delitos que haya podido cometer".

En otro editorial (16 de octubre de 1998) sobre las mejoras penitenciarias aplicadas a cuatro etarras "por razones humanitarias", según el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja (PP), El Mundo dijo:

"El acercamiento tiene mucho más que ver con una sopesada decisión política que con causas humanitarias. Sólo así se puede explicar que se invoque el padecimiento de una hernia discal para trasladar a Francisco Javier Echevarría, condenado a 205 años de cárcel por asesinato, o que se haga constar que Fernando Díaz, condenado a 181 años de cárcel, sufre una hernia inguinal, dos enfermedades de una gravedad bastante relativa(...). Da la impresión que el Gobierno no ha querido esperar hasta después de las elecciones del 25 de octubre para demostrar que no está en una posición inmovilista y que es consciente de la relevancia de crear una nueva dinámica en el País Vasco".