Tribuna:El debate sobre el territorio

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Impresionantes. Las declaraciones del conseller de Territori, Esteban González, calificando la presencia de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo de "campaña izquierdista contra Valencia", no pueden ser catalogadas más que como un nuevo despropósito del conseller sandía. Un nuevo hito en su larga lista de expresiones desmedidas y ridículas a la caza de un titular, que por otra parte no desentonan del tono altisonante de sus compañeros de partido, que han llegado a calificar a la delegación encabezada por el presidente de la comisión parlamentaria, el conservador Libick...

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Impresionantes. Las declaraciones del conseller de Territori, Esteban González, calificando la presencia de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo de "campaña izquierdista contra Valencia", no pueden ser catalogadas más que como un nuevo despropósito del conseller sandía. Un nuevo hito en su larga lista de expresiones desmedidas y ridículas a la caza de un titular, que por otra parte no desentonan del tono altisonante de sus compañeros de partido, que han llegado a calificar a la delegación encabezada por el presidente de la comisión parlamentaria, el conservador Libicki, de "persecución intolerable y agresión a los valencianos".

Una reacción, la de nuestro Molt Honorable y sus secuaces, que me ha recordado épocas pasadas, cuando durante el franquismo Europa encarnaba todos los males y las denuncias que hacían las democracias europeas contra la dictadura franquista eran recibidas por los gerifaltes del régimen con términos de conjura judeo-masónica. Los tiempos han cambiado. O, por lo que parece, no tanto y, por eso, nos toca aguantar a un Govern que ha intentado impedir una comisión de verificación de las miles de denuncias de ciudadanos valencianos y, por tanto, europeos, ante los desmanes de un urbanismo descontrolado y hecho a la medida de unos pocos. Como el PP no ha conseguido impedir esta iniciativa, intenta desprestigiar a la Comisión del Parlamento Europeo. Increíble e intolerable.

No nos viene de nuevo, ya que los valencianos estamos acostumbrados a la persecución dialéctica por parte de la derecha que nos gobierna. Que se lo pregunten a José Pascual Fortea cuando alzó su voz al defender el derecho de riego preferente de los usuarios del Xúquer ante el robo legal que supuso el pacto Bono-Zaplana. Quien no comulga con sus ideas es sometido al vapuleo mediático y al vilipendio por parte de la opinión pública. Lo mismo, o tres cuartos, sucede con la sarta de sandeces e infundios sobre el contenido programático del Compromís pel País Valencià. Así, señores del PP, vamos mal por mal camino.

La reacción del Parlamento Europeo, ante los excesos verbales y políticos del PP valenciano, es de indignación. Así lo he podido comprobar con antiguos colegas y actuales eurodiputados. ¿Qué pasa en vuestra tierra?, me preguntan. Aquí, les explico, tenemos un presidente de la Generalitat que actúa como promotor inmobiliario en Londres. Un jefe de gobierno que ha tejido una red de complicidades muy intensa y confusa entre los grandes grupos inmobiliarios y el partido que ahora nos gobierna. La LUV, ciertamente, favorece sus intereses y deja desprotegidos al resto, a los pequeños propietarios y el conjunto de los valencianos que optamos por un urbanismo racional y sensato. Mientras tanto, "ja n'hi ha prou", exclaman pequeños y medianos constructores. "Construir de esta forma nos arruinará en el futuro. Queremos un plan ordenado donde la construcción se amolde a unos parámetros de racionalidad y mesura", me manifiestan muchos responsables del sector.

En Xàbia, por ejemplo, el gobierno liderado por Eduardo Monfort (Bloc-Centristes) ha suspendido las licencias -una moratoria urbanística en toda regla- en más de 30 millones de metros cuadrados programados por el anterior gobierno del PP. Y esto se ha realizado en cooperación con la asociación de promotores y constructores de Xàbia. Existe un modelo alternativo que no pasa por la vorágine actual de consecuencias irreparables para el territorio ni por medidas maximalistas que supongan la ruina del sector. Debemos de dar el paso y pasar del modelo del PP, basado en la especulación, a un modelo de economía productiva.

El PP ha destrozado la citricultura valenciana. No ha afrontado la crisis de los sectores industriales tradicionales, no ha invertido en I+D+I y, al paso que va, acabará con el turismo de calidad. De hecho, los ingresos por turismo, nuestro principal motor económico, caen y la apuesta del turismo residencial ligado con la construcción es la causa principal. Hemos de recordar que turismo no es construcción. Saturar el litoral con feísimas macrourbanizaciones que arrasan el territorio es, sin más, la mejor manera y la más rápida de acabar con nuestra principal fuente de ingresos.

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Bienvenida pues la comisión de peticiones del Parlamento Europeo y desde estas páginas les invito a visitar los municipios donde el Bloc está desarrollando un urbanismo ordenado y sostenible, favoreciendo la construcción de VPO y el respeto al territorio. Les invito a visitar Xàbia, Ontinyent, Sagunt, Xaló, Busot, Muro i un largo etc. Para que entiendan, señores eurodiputados, que en el País Valenciano no todos los responsables públicos de urbanismo dicen y hacen -que me perdone González Pons la expresión- melonades.

Enric Morera es candidato del Compromís pel País Valencià.

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