Crítica:

La policía de la creación

En la magistral Rojo (Krzysztof Kieslowski, 1994), un juez retirado dedica su tediosa existencia a espiar ilegalmente las conversaciones telefónicas de sus vecinos: la vida de los otros. Ante las interpelaciones sobre su conducta, el hombre confiesa que cuando ejercía la judicatura nunca sabía si estaba "del lado bueno o del malo", pero que al menos ahora sabe "dónde está la verdad". "Se ve más claro que en el tribunal", afirma. El protagonista de la portentosa película alemana La vida de los otros, ambientada en los oscuros y medrosos tiempos de la RDA, tampoco sabe muy bien si ...

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En la magistral Rojo (Krzysztof Kieslowski, 1994), un juez retirado dedica su tediosa existencia a espiar ilegalmente las conversaciones telefónicas de sus vecinos: la vida de los otros. Ante las interpelaciones sobre su conducta, el hombre confiesa que cuando ejercía la judicatura nunca sabía si estaba "del lado bueno o del malo", pero que al menos ahora sabe "dónde está la verdad". "Se ve más claro que en el tribunal", afirma. El protagonista de la portentosa película alemana La vida de los otros, ambientada en los oscuros y medrosos tiempos de la RDA, tampoco sabe muy bien si está del lado bueno o del malo. Hace su trabajo en la Stasi, la policía política, y punto.

Cualquier rendija reflexiva en su mente es una quimera. Kieslowski, ciudadano polaco, escribió una secuencia como la anteriormente descrita quizá pensando en los artistas que sufrieron la censura y las restricciones del régimen socialista. Como él mismo, y también como el segundo protagonista de La vida de los otros, un dramaturgo en principio apegado al régimen pero con peligrosas amistades en el segmento más crítico de la antigua Alemania Oriental.

LA VIDA DE LOS OTROS

Dirección: Florian Henckel von Donnersmarck. Intérpretes: Ulrich Mühe, Sebastian Koch, Martina Gedeck, Ulrich Tukur. Género: drama. Alemania, 2006. Duración: 137 minutos.

Florian Henckel von Donnersmarck, sorprendente director primerizo nacido en Colonia en 1973, ha compuesto en La vida de los otros una película tan entretenida como profunda. Mezcla entre la aplastante sequedad del cine político de Costa-Gavras y la aguda reflexión sobre las relaciones entre el arte y las dictaduras del húngaro István Szabó, el filme analiza con puño de hierro el papel de los intelectuales en situaciones históricas donde su carrera artística puede chocar con la fidelidad al régimen establecido. Como el actor de teatro de Mephisto o el director de orquesta de la lamentablemente no estrenada en España Taking sides (ambas de Szabó, ambientadas en el nazismo), el dramaturgo y la actriz de La vida de los otros se encuentran a merced de los micrófonos y el salvaje partidismo del régimen.

Von Donnersmarck construye una serie de personajes en continua duda, alejados del molde que divide a los buenos de los malos. Tanto que incluso el autor teatral llega a tener remordimientos porque, en su ilusorio estado de adicto oficial al régimen, cree no haber sido investigado jamás por la Stasi, lo que le crea desazón.

Después de la excelente El hundimiento (Oliver Hirschbiegel, 2004), el cine alemán demuestra que sabe mirar a su historia reciente con verosimilitud, espíritu contradictorio y capacidad de conmoción.

Fotograma de La vida de los otros, de Florian Henckel von Donnersmarck.
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