Cartas al director

Treinta euros al día

Parece ser que una de las razones con las que el Estado español puede argumentar la justificada expulsión de un ciudadano extracomunitario es la incapacidad del mismo a gastar un mínimo de 30 euros al día, ya sea en efectivo, tarjeta bancaria o cartilla de ingreso. ¿Por qué 30 euros? Pues porque ésa es la cantidad de dinero mínima que nuestro Estado considera indispensable para llevar una vida digna. En caso de que el ciudadano extracomunitario no pueda demostrar esa capacidad de gasto, se sospecha de las razones de su estancia y puede ser devuelto al país de origen de inmediato.

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Parece ser que una de las razones con las que el Estado español puede argumentar la justificada expulsión de un ciudadano extracomunitario es la incapacidad del mismo a gastar un mínimo de 30 euros al día, ya sea en efectivo, tarjeta bancaria o cartilla de ingreso. ¿Por qué 30 euros? Pues porque ésa es la cantidad de dinero mínima que nuestro Estado considera indispensable para llevar una vida digna. En caso de que el ciudadano extracomunitario no pueda demostrar esa capacidad de gasto, se sospecha de las razones de su estancia y puede ser devuelto al país de origen de inmediato.

Este argumento podría tener peso moral si no fuera porque hay muchos españoles que viven con bastante menos de 30 euros al día. Son millones los jubilados que tienen que apañarse con 12 euros al día. Sí, 12 euros por persona en el caso de que la pareja siga viva. Hay núcleos familiares que cobran de pensión de poco menos de 600 euros, y con esa cantidad tienen que alimentarse y cobijarse dos personas.

El Estado español reconoce con su actitud ante la inmigración que mantiene a gran parte de su población nativa bajo el umbral de la pobreza. Y no hablamos de indigentes, sino de cientos de miles, incluso millones de trabajadores autónomos y españoles de nacimiento que han cotizado a la Seguridad Social toda su vida y hoy se encuentran malviviendo con una pensión miserable.

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