PINTURA

José Miguel Palacio, retrato benevolente del Madrid cotidiano

José Miguel Palacio expone en la Casa de Vacas del Parque del Retiro, hasta el 18 de febrero y en horario matinal y vespertino, pinturas, fotografías y una escultura en madera que, bajo el título Madrid urbano, retratan luminosa y benévolamente el latir de la vida cotidiana en la ciudad.

El hilo conductor que vincula la mayor parte de las obras expuestas es la idea de movimiento, que el autor averigua en el trasiego de las estaciones de tren, en el fragor del tráfico de automóviles o en el trepar mismo de los rascacielos -el edificio Windsor, es fotografiado y soberbiamente plasm...

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José Miguel Palacio expone en la Casa de Vacas del Parque del Retiro, hasta el 18 de febrero y en horario matinal y vespertino, pinturas, fotografías y una escultura en madera que, bajo el título Madrid urbano, retratan luminosa y benévolamente el latir de la vida cotidiana en la ciudad.

El hilo conductor que vincula la mayor parte de las obras expuestas es la idea de movimiento, que el autor averigua en el trasiego de las estaciones de tren, en el fragor del tráfico de automóviles o en el trepar mismo de los rascacielos -el edificio Windsor, es fotografiado y soberbiamente plasmado con su techumbre astillada y sus aceros retorcidos tras las llamas-. Todos exhiben su bullir iluminados por el objetivo o los pinceles que Palacio proyecta con luminosa destreza.

Exhibe además el artista evidente dominio de la perspectiva, explícito a través de un juego óptico de curvaturas forzadas que aplica sobre recorridos aparentemente lisos, como el de la Gran Vía en las inmediaciones de la plaza de Callao y en sentido hacia la plaza de España. Esta concavidad de las calles impacta sobre la mirada del visitante y genera una sensación paradójicamente tan vertiginosa como la que la llaneza de la meseta manchega al mirarla procura.

Tal treta visual revela una erudición pictórica que permite evocar la fascinación experimental del dibujo de los renacentistas italianos, patente también en otra obra de formato grande, donde describe a carbón los preparativos de un desfile de modelos. Su dominio de lo momentual, el fogonazo de su pupila sobre los objetos representados, brindan regocijo y serenidad al observador.

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