Reportaje:

Crece el riesgo de los 'bonos basura'

La subida de los tipos de interés aumenta el peligro de insolvencia de las empresas

Los bajos tipos de interés, la abundante liquidez y el optimismo de los inversores en los últimos años han impulsado un nuevo boom de los bonos basura, los que implican un mayor riesgo a cambio de rentabilidades más altas. Aunque aún no han saltado las alarmas, el encarecimiento del precio del dinero y la desaceleración del crecimiento económico en EE UU y en Europa plantean un escenario de mayor riesgo de insolvencia en este mercado. Las empresas más vulnerables son las que han emitido deuda en condiciones más agresivas.

La primera mitad de esta década pasará a la histori...

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Los bajos tipos de interés, la abundante liquidez y el optimismo de los inversores en los últimos años han impulsado un nuevo boom de los bonos basura, los que implican un mayor riesgo a cambio de rentabilidades más altas. Aunque aún no han saltado las alarmas, el encarecimiento del precio del dinero y la desaceleración del crecimiento económico en EE UU y en Europa plantean un escenario de mayor riesgo de insolvencia en este mercado. Las empresas más vulnerables son las que han emitido deuda en condiciones más agresivas.

La primera mitad de esta década pasará a la historia como una era de dinero barato en los mercados financieros. Por eso no debe extrañar que hasta las empresas que ofrecen ajustadas garantías de solvencia hayan sido capaces de obtener abundante financiación mediante la emisión de los bonos basura. A cambio del mayor riesgo que suponen para quien los adquiere, prometen una mayor remuneración. Estos títulos de deuda reciben la menor puntuación por parte de las agencias de calificación crediticia (rating, en inglés).

Eléctricas, constructoras e inmobiliarias se encuentran entre las más vulnerables

"Con unos tipos de interés bajos, muchos inversores, dada la gran liquidez que ha habido en el sistema, han buscado más rentabilidad y han asumido más riesgo", explica Juan de la Mota, consejero delegado para España de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P). "Además, ha habido muchas fusiones y adquisiciones, muchas operaciones de capital riesgo y mucha actividad por parte de los hedge funds, que se han financiado, en parte o en todo, en el mercado de bonos de alto rendimiento". Aún no hay señales de alarma, pero algunos signos aconsejan una cierta cautela.

Entre las empresas cuya evolución crediticia sigue S&P, el año pasado aumentaron las que perdieron su calificación de inversión (en la escala de S&P supone un rating superior a BBB-) y cayeron en el terreno de los valores especulativos (con un rating inferior a BB+). En 2006, hubo 48 ángeles caídos, siete más que en 2005. Por el contrario, 30 firmas abandonaron el terreno especulativo para ser consideradas inversión, frente a las 51 que traspasaron esa frontera en 2005.

S&P estima que el número de los ángeles caídos podría aumentar, en la medida en que se dejen sentir los efectos de la desaceleración económica. Por sectores, las compañías más vulnerables serán las eléctricas, constructoras e inmobiliarias, las de medios de comunicación y las de productos de consumo. "Hasta ahora, hemos visto unas condiciones muy favorables, pero si las condiciones del ciclo se modifican y se hacen menos benignas porque los tipos de interés son más altos, baja la liquidez y cambia el sentimiento de los inversores, aumenta el riesgo de insolvencia entre las empresas que han practicado una financiación más agresiva", señala De la Mota.

En diciembre pasado, la tasa de impago de los bonos basura se situó en el 1,6%, según S&P, un mínimo histórico. Pero, según sus previsiones, ese parámetro aumentará hasta colocarse, a finales de 2007, entre el 2,5% y el 3%.

El volumen de bonos con bajísimo rating en circulación es aún considerable. En noviembre de 2006, el 43,8% de los bonos basura emitidos tenía calificación inferior a B- (tercer peor rating de S&P), tras un promedio del 46% en el tercer trimestre, del 42% en el segundo trimestre y del 37% en el primero. En 2005, la proporción fue del 44%, en 2004 del 47%, y en 2003, del 30%.

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