Chapuza en Berlín

El Kyrill a su paso por Berlín sacó a relucir una enorme chapuza. En la nueva estación central, una maravilla arquitectónica inaugurada hace ocho meses, se desprendió una viga de acero de dos toneladas, que se precipitó desde 40 metros de altura sobre la entrada principal de la estación. Por suerte, había sido desalojada. Otra viga del mismo tamaño ha quedado en situación precaria y amenaza con caer. Después de 14 horas, la estación quedó abierta ayer de nuevo.

Resulta inexplicable cómo es posible que el imponente y hermoso edificio de cristal y acero recién inaugurado sufra semejante p...

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El Kyrill a su paso por Berlín sacó a relucir una enorme chapuza. En la nueva estación central, una maravilla arquitectónica inaugurada hace ocho meses, se desprendió una viga de acero de dos toneladas, que se precipitó desde 40 metros de altura sobre la entrada principal de la estación. Por suerte, había sido desalojada. Otra viga del mismo tamaño ha quedado en situación precaria y amenaza con caer. Después de 14 horas, la estación quedó abierta ayer de nuevo.

Resulta inexplicable cómo es posible que el imponente y hermoso edificio de cristal y acero recién inaugurado sufra semejante percance. La furia del Kyrill fue grande, pero en Berlín no alcanzó las altas velocidades de otros lugares de Alemania.

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