La literatura infantil se adentra en la cárcel de Soto del Real
La Fundación AISGE efectuó ayer una lectura dramatizada de la obra Pablo y los malos, de Lorenzo Silva, en la cárcel de Soto del Real. Ésta es la segunda escala de su campaña navideña iniciada la semana pasada con la iniciativa "Una mañana AISGE de cine" (una sesión para mayores de Un franco, 14 pesetas comentada por su propio director y protagonista, Carlos Iglesias).
La citada lectura dramatizada del cuento Pablo y los malos contó con tres rostros populares de la pequeña pantalla: Fernando Tejero (Aquí no hay quien viva), Mónica Estarreado ...
La Fundación AISGE efectuó ayer una lectura dramatizada de la obra Pablo y los malos, de Lorenzo Silva, en la cárcel de Soto del Real. Ésta es la segunda escala de su campaña navideña iniciada la semana pasada con la iniciativa "Una mañana AISGE de cine" (una sesión para mayores de Un franco, 14 pesetas comentada por su propio director y protagonista, Carlos Iglesias).
La citada lectura dramatizada del cuento Pablo y los malos contó con tres rostros populares de la pequeña pantalla: Fernando Tejero (Aquí no hay quien viva), Mónica Estarreado (Yo soy Bea) y Juanjo Cucalón (Mis adorables vecinos).
Sus espectadores fueron un colectivo bien distinto al que reflejan los audímetros en los horarios de máxima audiencia: las mujeres internas en la prisión con hijos a su cargo.
Pablo y los malos es el título más reciente que el novelista Lorenzo Silva ha dedicado al público más joven. El creador de los famosos agentes Bevilacqua y Chamorro relata en este cuento la historia de un niño que siente admiración por los personajes en teoría más ladinos de la literatura infantil. Estos seres en teoría perversos acudirán en su ayuda justo cuando más los necesita.
Así se demuestra que los malos en realidad no son tan malos, sino sólo personas humanas carentes de la atención y cariño necesarios. La visita se programó para las once de la mañana en el módulo de madres de la prisión de mujeres.
Lorenzo Silva realizó una introducción de su obra ante las reclusas. Tras los veinte minutos de representación, todos los presentes -madres, niños, autor y actores- participaron en un coloquio.