Crítica:LIBROS

El hábito hace la excelencia

Durante años, los mejores atletas, artistas, conferenciantes, políticos... han requerido la ayuda de un entrenador o formador personal para lograr los mejores resultados posibles trabajando bajo presión. Si esto es así, ¿por qué los directivos, que tienen a sus espaldas responsabilidades económicas y humanas de las empresas, no deberían necesitar este tipo de ayudas?

Éste es un libro para valientes y afortunados. Los primeros porque deberán resistir las constantes incitaciones y desafíos del autor; los segundos porque tendrán el privilegio de disponer de los consejos y planes de acción ...

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Durante años, los mejores atletas, artistas, conferenciantes, políticos... han requerido la ayuda de un entrenador o formador personal para lograr los mejores resultados posibles trabajando bajo presión. Si esto es así, ¿por qué los directivos, que tienen a sus espaldas responsabilidades económicas y humanas de las empresas, no deberían necesitar este tipo de ayudas?

Éste es un libro para valientes y afortunados. Los primeros porque deberán resistir las constantes incitaciones y desafíos del autor; los segundos porque tendrán el privilegio de disponer de los consejos y planes de acción de cada uno de los consultadores actuales más reputados: José Manuel Casado, doctorado en Sociología Industrial y master en Organización y Dirección de Recursos Humanos y PDD por el IESE.

Dirección asistida. Cómo conducir equipos a la excelencia

José Manuel Casado

LID Editorial Empresarial

ISBN 84-88717-970

La cantidad de cuestiones que un directivo debe gestionar de manera eficaz y el alto grado de responsabilidad de sus decisiones le obligan a contar con una dirección asistida que, verdaderamente, proporcione estabilidad a sus maniobras.

Más allá de cifras, balances y cuentas de resultados, los principales problemas de la empresa del siglo XXI están relacionados con lo social, pero ¿perciben las organizaciones los verdaderos cambios de su entorno? Casado sostiene que sólo el ajuste perfecto de este nuevo contexto geopolítico y social con los principales activos de las empresas garantizará el éxito.

El autor describe y documenta el presente, interpreta el futuro y propone soluciones, recogidas en planes de acción específicos de cada capítulo. Sólo su correcta aplicación determinará la conducción de equipos a la excelencia. Equipos conscientes, por ejemplo, de que en un par de décadas la mitad de la población mundial estará en China y la India, de que existirán dos fuerzas de trabajo distintas que obligarán a la creación de nuevos modelos de trabajo o de que sólo las ideas son las que generan valor en los negocios.

En los dos primeros capítulos, el autor sienta las bases de su punto de partida: "La responsabilidad de los directivos en la conservación y captación del talento" supone optar por la gestión de personas orientadas a "la creación de valor para el cliente y la innovación". Apoyándose en los postulados de Eduardo Punset, prologuista del libro, plantea el análisis de una disciplina, la softología, que estudia "los comportamientos directivos agradables y las habilidades blandas que tienen una influencia positiva sobre las personas". A partir del cuarto capítulo, el consultor enfrenta al directivo cara a cara consigo mismo, cuestiona sus rutinas, su forma de trabajo, su gestión del tiempo, su capacidad para escuchar, explorar, responder y preguntar, su estilo de negociación; en definitiva, su grado de influencia.

La relación entre jefe y colaborador ocupa un espacio destacable. El autor resalta la motivación como "principal fuente de energía en las personas y responsable directa de su esfuerzo", de modo que todo empeño del directivo por reforzarla es insuficiente. Se trata de que el colaborador "alcance las metas de la organización, condicionado por la posibilidad de satisfacer las necesidades individuales", esto es, conseguir que las necesidades del individuo sean compatibles con las de la empresa. Según esta teoría, alcanzar o no esa complicidad, es decir, conseguir conducir equipos a la excelencia, sólo será posible si los directivos se preocupan por conocer personalmente a su equipo y sus motivaciones. Por ello, Casado define la eficiencia de cualquier persona como la combinación de los conocimientos y las capacidades, las intenciones y el contexto, y plantea la gestión de esta eficiencia como uno de los grandes retos del directivo del siglo XXI.

En medio de esta maraña de cambios, parece obvio que el directivo necesite ayuda. El autor alude al counseling y al coaching como herramientas para detectar los malos hábitos y conseguir mejores resultados, pues como él mismo escribe, "Aristóteles decía: 'Somos lo que hacemos día a día, de modo que la excelencia no es un acto sino un hábito".

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