Cartas al director

Contra la violencia hacia las mujeres

Escuché con gran interés que varios futbolistas habían rodado un anuncio desde el que enviaban un mensaje contra la violencia hacia las mujeres. Pensé: ¡ya era hora! ¡Por fin, hombres con presencia mediática van a poner su capacidad de influir en la audiencia, al servicio de una buena causa!

Confieso que al ver el anuncio me llevé una gran decepción. Yo había imaginado algo así como: "Pegando a una mujer, nos envileces a todos", o "Pegar a una mujer no te hace más hombre sino más miserable"... en fin, un mensaje dirigido al potencial agresor. Pero no, el mensaje se dirige a las mujeres,...

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Escuché con gran interés que varios futbolistas habían rodado un anuncio desde el que enviaban un mensaje contra la violencia hacia las mujeres. Pensé: ¡ya era hora! ¡Por fin, hombres con presencia mediática van a poner su capacidad de influir en la audiencia, al servicio de una buena causa!

Confieso que al ver el anuncio me llevé una gran decepción. Yo había imaginado algo así como: "Pegando a una mujer, nos envileces a todos", o "Pegar a una mujer no te hace más hombre sino más miserable"... en fin, un mensaje dirigido al potencial agresor. Pero no, el mensaje se dirige a las mujeres, animándolas a denunciar. No dudo de que la denuncia es importante. Pero así no se ataja el problema. La denuncia es posterior a la agresión. Y lo que urge es cortar la raíz, parar las agresiones.

Por eso me parecía un acierto utilizar futbolistas, porque lo que dicen es escuchado y seguido con atención, sobre todo por los varones, y su peso mediático iba a servir para minar las raíces de la agresión. Creo que se ha perdido una ocasión de oro. No obstante, no pierdo la esperanza.- Carmen Magallón Portolés, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (Fundación SIP). Zaragoza.

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Sesenta y una mujeres han muerto en lo que va de año a manos de sus maridos o compañeros. En unos casos no denunciaron, ya fuera por miedo, por perdonar demasiadas veces o por haber sido educadas en la creencia de que la mujer vale menos que una cabeza de ganado. En otros casos denunciaron, pero la Administración no supo estar a la altura de la valentía que estas mujeres demostraron. Están por último los casos de los ancianos que acaban con las vidas de sus esposas, con la salud física y la psíquica gravemente deterioradas, por culpa de la depresión y de la incapacidad para afrontar solos la situación, unas veces por abandono de la familia y otras por no querer ser una carga para nadie. ¿Son estos últimos casos de violencia doméstica o más bien son el resultado del mal funcionamiento de los servicios sociales?

Si la Ley de Violencia de Género no funciona, habrá que reflexionar para mejorarla. Espero que la reflexión no lleve mucho tiempo porque, en este caso, da la casualidad de que aquellos que matan a sus mujeres no suelen tomarse mucho tiempo para reflexionar antes de cometer su crimen.- Teresa González Rodríguez. Madrid

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